jueves, 28 de diciembre de 2006

La doble vida de Martin Harris

A todos nos pueden gastar bromas, ¿verdad? Imaginaos la más gorda de las inocentadas, una que no os haría ni puñetera gracia, una que no se le ocurriría ni a vuestro peor enemigo. Pues bien, a Martin Harris le pasa algo así como lo que estáis imaginando, pero la diferencia es que lo suyo NO ES UNA BROMA... La sensación que siente nuestro pobre Martin es algo así:

La luz de la escalera se apaga. Me apoyo en la pared para recobrar el aliento. Tengo la garganta agarrotada, la cabeza vacía y en el estómago esa mezcla de angustia y de alivio que se siente después de comprobar que se ha cumplido un mal presagio. Llevo intentando llamar al móvil de mi mujer desde que me desperté. He estado ausente durante una semana y ella no se ha preocupado, no ha denunciado mi desaparición, no ha acudido a la policía, donde la habrían indicado en qué hospital me encontraba y que estaba en la unidad de reanimación. Y ahora finge ser la mujer de otro.

A partir de aquí y con la sóla ayuda de una taxista que duda de quién es de verdad Martin Harris, nuestro protagonista tratará de descubrir si su colega de profesión, su mujer, el psiquiatra, el detective privado, en fin, todo el mundo se ha conspirado contra él.

Para Didier van Cauwelaert, su autor, todo son elogios. De la prestigiosa revista Le Nouvel Observateur extraemos uno de ellos: Este hombre tiene un don. Sumergirse en una novela de este escritor es una experiencia única, un placer como pocos.

No os perdáis el final.

La doble vidad de Martin Harris, Didier van Cauwelaert, Traducción de María Fernández Soto, Alfaguara, 2006.

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jueves, 21 de diciembre de 2006

Un rápido vistazo al 2006 musical

1. El movimiento que nunca fue

Cada año el lobby de las revistas de tendencias se saca de la manga un movimiento que, en teoría, viene a poner patas arriba la música tal y como la conocemos. Con unas normas cada vez más laxas – no hacen falta más de 3 grupos para formar una escena – por lo general no más de un par de grupos de cada movimiento suelen sobrevivir más allá del segundo disco. En el 2001 fue el “Nuevo Rock”, con The Strokes y su estupendo “Is this it” como máximo exponente. 5 años después, los salvadores del rock coquetean con el mainstream y consiguen una notable indiferencia gracias al mediocre “First impressions of Earth”. En 2002 llegó la indietrónica - new age con ruiditos patrocinada por el sello alemán Morr - , cuya única aportación real a la posteridad, el magnífico “Give Up” de The Postal Service, no era ni de Morr ni del 2002 (se publicó en el 2003). En 2003 le tocó el turno al revival post-punk, que únicamente dejó un puñado de singles estimables de grupos (!!!, The Rapture, LCD Soundsystem) que pusieron a bailar de nuevo a todos los indies, pero que se desinflaron de forma alarmante al pasar al formato largo. En 2004 desembarcó en el panorama musical toda la troupe de hippies que acompañaban al salado Devendra Banhart – el único, junto a Sufjan Stevens y Joanna Newsom, que promete algo de recorrido – bajo la enseña del weird folk, una de esas revoluciones que ha acabado sirviendo únicamente para anunciar bebidas cool e intentar tapar el ruido de las obras de Madrid. Y, finalmente, el 2005 fue el año de Canadá, con Arcade Fire capitaneando un conjunto de bandas hiperpobladas que, a pesar de hacer grandes canciones, caían a veces en algunos de los tics épicos de – glups – U2. Algunos apuntes sobre el movimiento del 2006 (y alguna cancioncilla de regalo) sólo pulsando "Leer más".

La next big thing del 2006 se comenzó a gestar – no podía ser de otra forma, cosas de la revolución tecnológica – en los ambientes bloggers y myspaceros, y en realidad nunca ha llegado a atravesar las fronteras del ciberespacio. Con The Pipettes como estandarte, numerosas girl bands (o al menos, grupos con chica al frente) han retomado el legado de Phil Spector y demás grupos vocales femeninos de los 60, mezclándolo con actitudes y letras más propias del movimiento riot girl de los 90 y del feminismo post-“Sexo en Nueva York”: mujeres seguras de su sexualidad, pero con un coranzocito abierto al amor verdadero. Tras meses de revuelo en la red en Agosto salió por fin el ansiado “We are The Pipettes” y no se movió ni una hoja. Como ya ocurría con los grandes grupos en los que se inspiran, todas estas bandas han encontrado su razón de ser en el formato single: “We are The Pipettes” es en realidad una recopilación de canciones que llevaban más de un año circulando por la red y, aunque no pasará a la historia, nos ha alegrado el año gracias a un puñado de singles altamente contagiosos como la estupenda Pull Shapes, para muchos la canción del año sin duda. “Clap your hands if you want some more”. Clap, clap, pues.

Si The Pipettes se han postulado como pastiche con cierta sorna, Lucky Soul apuestan directamente por la clase. Desde Greenwich, han publicado hasta el momento dos 7’’ en los que demuestran su buen gusto a la hora facturar pop del de toda la vida, con las Ronettes, Dusty Springfield o Sandie Shaw como referentes explícitos. Lips are unhappy es otra de las canciones pop del año: es imposible que ese “shake, shake, shimmy” no se clave en tu cabeza durante días. Los suecos El Perro del Mar se mueven en unas coordenadas similares de elegancia, añadiendo además a sus canciones una tristeza y una melancolía que les sientan realmente bien. Como buen ejemplo, este pequeño guiño a los Beach Boys, God Knows. Las neoyorkinas The Dansettes, por su parte, pescan en otras aguas, las del catálogo de Atlantic y el soul más calentorro de Aretha Franklin y Tina Turner. Una canción como Oh My! podría haberse publicado en cualquier época y seguiría siendo igual de buena.

Por supuesto, se quedan en el tintero muchas más bandas como The Revelations, The Schla La Las (más cercanas a las Pipettes) o Tralala (mucho más punkis), bandas que han formado parte de una revolución que en realidad nunca fue, pero que han conseguido alegrarnos este 2006 recuperando una de las páginas más brillantes de la historia del pop. Y es que, como dicen las Pipettes, aquello eran buenos tiempos...

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TIME

Ayer asistí al pre-estreno de TIME, la nueva película del director coreano Kim Ki-duk en los madrileños Cines Roxy (el B). Después de El arco, que me dejó algo indiferente y me costó verla (en estas cosas las circunstancias del momento también influyen), tenía vagas esperanzas de que esta me fuera a decir algo interesante, pero no sé, las manos del cartel con esas escaleras que parecen llevarte al infinito pero que sabemos que tiene un final y luego… El tiempo. No os contaré nada de la trama, claro, solo deciros que sí, me impresionó la película: su temática, la forma de tratarlo, los escenarios, las situaciones (algunas rayando lo trágico y lo cómico), lo circular… Únicamente una pregunta: ¿qué haríais vosotros por amor?

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martes, 19 de diciembre de 2006

Bonnie and Clyde

Con motivo de la distinción con el Oso de Oro honorífico del Festival Internacional de Cine de Berlín al director Arthur Penn, yo quiero rendir homenaje a la historia de Bonnie y Clyde y que llevó Penn a las pantallas tan brillantemente. Me gusta de estos personajes que él sea un no lover boy y que ella sea un espíritu libre atormentado. Me encanta que Serge Gainsbourg le compusiera a Brigitte Bardot Bonnie and Clyde que ahora mismo suena en mi cabeza y de la que no me resisto a citar su comienzo:

Vous avez lu l'histoire
De Jesse James
Comment il vécut
Comment il est mort
Ca vous a plus hein
Vous en d'mandez encore
Et bien
Ecoutez l'histoire
De Bonnie and Clyde

Alors voilà
Clyde a une petite amie
Elle est belle et son prénom
C'est Bonnie
A eux deux ils forment
Le gang Barrow
Leurs noms
Bonnie Parker et Clyde Barrow

Bonnie and Clyde
Bonnie and Clyde

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lunes, 18 de diciembre de 2006

Europa, Europa...

No puedo dejar de compartir esta revelación, esta cuasi epifanía diría yo, que acaba de tener lugar en la cafetería de mi trabajo. Estaba yo comiendo con un compañero mío, quizá el único que además de compañero es amigo, y charlábamos, como no tratándose de lunes, sobre el fin de semana. Al chaval, por lo visto no se le ha dado mal... Ha pillado, vamos. Hasta aquí todo normal, quién no comenta tamañas proezas de fin de semana, cuando todos sabemos que en más ocasiones de las que nos gustaría, resulta mucho más gratificante contarlo que haber estado allí. Pero, ay amiguitos, esta vez lo reseñable no ha sido el qué, lo cual ya es bastante en los tiempos que corren, ha sido el cómo.
Stop!¡Alto!¡Deténganse esas mentes calenturientas que ya están imaginándose a mi compañero de trabajo realizando el acto vestido de Superman, con una careta de Aznar, en los probadores de El Corte Inglés, con una embarazada, o groserías por el estilo!. Es algo mucho más sencillo que eso. ¿Recordáis Todo lo que quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar?. En aquel film, Woody Allen retransmite en su cabeza todo un partido de béisbol en aras a concentrarse y no "llegar a la meta" antes que su compañera de cama, una de las máximas masculinas de primera cita, de cara a la posibilidad de que haya una segunda.
Supongo que en esto, cada maestrillo tiene su librillo, pero, sin duda, la técnica de mi compañero de trabajo es insuperable, en cuanto a originalidad y a eficacia se refiere. No estamos ante una tarea fácil, no; el tópico manido que induce a pensar en tu madre o en tu abuela no es válido; tampoco se trata de que se nos corte el rollo, hablando coloquialmente. Bien, he aquí donde reside la grandeza de mi compañero de trabajo, quien, por cierto, anda a vueltas con la hipoteca y la subida o bajada del Euribor, ¿quéreis saber cuál es su secreto? ¿en qué piensa mi compañero de trabajo a la hora de cumplir como Dios manda, en ese momento animal en el que "eso" es más difícil de controlar que los esfínteres para un alumno de preescolar?

Primero los miles, luego las centenas, luego las decenas, y vuelta a empezar.

Queridos lectores de Sindrogámico, mi encomiable compañero de trabajo cambia mentalmente cantidades de seis cifras de euros a pesetas justo antes de tener un orgasmo.
Nada más y nada menos.
Una actividad mecánica que entretiene, sin concentrar la atención en lo que está sucediendo, ni tampoco desviarla de manera fatal.

Si alguien conoce algún truco mejor, que venga Dios y lo vea.
Y mientras tanto,
¡Larga vida a la Unión Europea!

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Festival de jóvenes escritores

Los días 14 y 15 de diciembre tuvo lugar en Madrid, en el Anfiteatro del Colegio de Médicos, lo que para mí fue un acontecimiento muy importante dentro del mundo de las letras: el Festival de Jóvenes Escritores de Madrid, al que desgraciadamente sólo pude asistir el jueves 14. Durante esos días se pudieron ver, además de escabrosos debates y juicios de recitales, a escritores del Madrid de hoy como Rafael Reig (de mis favoritos) del que algunos privilegiados se pudieron llevar unas lineas en su folio con su firma (¡yo no, aaaah!). También se dejaron ver Lorenzo Silva, Juan Manuel de Prada y Soledad Puertolas, entre otros muchos… Os preguntaréis entonces por qué el festival se llama de “jovenes” escritores. Bueno, no es porque los que he citado no sean jóvenes (una de las cosas de las que se habló fue la de definición de joven) de espíritu, al menos, pero los protagonistas fueron ellos, los jóvenes de Madrid que nos abrieron las puertas de sus casa para contarnos el día a día de su manera de crear historias, imágenes, libros, etc. También fueron ellos los protagonistas de los recitales de poesías y de los microconciertos. De todos, teniendo en cuenta que resumo mucho y por supuesto que me perdí la sesión del viernes, resalto a dos: una joven poetisa, Ariadna G. García, autora del poemario Construyéndome en ti, además de otros, y cuya poesía me emocionó verdaderamente; y a un joven prosista, Ángel Luis Luján, autor, entre otros libros, de Mala Suerte, y con el que todos pasamos un rato divertidísimo.
Por favor, más de esto.

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miércoles, 13 de diciembre de 2006

Canción de Navidad

La Navidad ya está aquí, señores. A unos 5 kilómetros a la redonda de la Plaza Mayor – algo así como la zona cero de la vergüenza ajena – ya se puede ver a familias enteras llevando pelucas ridículas, los supermercados se han llenado de derivados baratos del turrón Suchard y los dependientes y dependientas del mundo comienzan su dieta de Prozac para poder soportar estar oyendo horribles voces de niños cantando villancicos durante 8 horas seguidas.

Es momento de balances y buenos propósitos. Y, como en Sindrogámico también tenemos algo de espíritu navideño oculto en algún sitio, hemos decidido celebrar estas entrañables fechas – aunque odiemos el concepto entrañable – con una selección de villancicos modernos que esperamos que os acompañen en alguna de las múltiples cenas y comidas en las que os reencontraréis con familia y amigos. Podéis encontrarlo aquí. Esperamos que os guste. ¡¡Feliz Navidad!!

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lunes, 11 de diciembre de 2006

La silla de Fernando

Como enuncian los directores, Luis Alegre y David Trueba, al principio de su película-conversación:

"Cualquiera puede apreciar sus decisivas aportaciones como actor, escritor y director de cine. Sin embargo, sólo unos pocos privilegiados conocen hasta qué punto Fernando, sentado en una silla, es capaz de convertir una charla en algo más que una charla. Esta película aspira a que esos privilegiados no sean tan pocos".

Desde esa mirada tan peculiar de una mente extremadamente lúcida de 85 años de experiencia vital (80-81 si nos atenemos a los años de las grabaciones: entre 2001 y 2002), ha resultado, y así la aspiración de sus directores se convierte en realidad en mi caso al menos, un auténtico placer para mis sentidos el escuchar a este ser descreído, sencillo en apariencia, y volviendo a citar a los directores: “arrebatador, excitante, explosivo, lúcido y desprejuiciado, el menos pedante, previsible y políticamente correcto, el más irónico, gracioso, desconcertante, seductor, irresistible y definitivamente genial”.

Para los que nos gusta la conversación, su cultivo y fruto, he aquí, paradójicamente, un lugar perfecto: la sala del cine; invitados: los espectadores que lo deseen; conversadores: Fernando Fernán-Gómez en primera persona. Esta vez no se tratará de buscar su cine, el de una de las figuras más elementales del celuloide español, sino la palabra de alguien que ha vivido amores, desamores, repúblicas, fiestas, miserias, noches de jolgorio y alcohol, monarquías, cine, una guerra civil y un Madrid de posguerra, éxitos, fracasos y tantas otras cosas, en definitiva: vida, mucha vida.

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jueves, 7 de diciembre de 2006

Conversación con Primo Levi

El otro día fui al teatro a ver esta obra, dirigida por Mercedes Lezcano y protagonizada por Manuel Galiana y Víctor Valverde. A través de una conversación entre Primo Levi y un escritor italiano se realiza una tremenda reflexión sobre el holocausto judío. Los dos escritores protagonistas de la obra se preguntan por las causas de aquella masacre.
Procedente de familia judía asentada en Italia, Primo Levi se unió a la resistencia antifascista en 1941. Posteriormente, fue capturado y deportado a Auschwitz, de donde logró salir tras la liberación del campo en 1945. Científico de profesión, dedicó su vida a escribir sobre el Holocausto. Finalmente acabó con su vida en 1987, suicidándose a los 68 años de edad.
Además de contener un diálogo profundo y reflexivo, la obra es aderezada con imágenes de la barbarie cedidas por Canal Historia. Se te revuelve todo por dentro cuando ves y escuchas lo que pasaba ahí dentro y compruebas el regocijo de algunos. Cuerpos que caen como si fueran trozos de carne descuartizada, se me ponen los pelos de punta cada vez que lo pienso. Qué terribles podemos llegar a ser!.
Lo más significativo y trascendente de la obra, en mi opinión, es la comprensión que el protagonista manifiesta en relación al nazismo, a su historia personal y la historia de su pueblo. En sus palabras no hay resentimiento, no hay venganza, no hay rencor. A mí me parece digno de admiración.
La contrapartida de la que también se habla en la obra, es la conversión de la víctima en verdugo. Pero eso forma parte de otra historia. A pesar de que hablamos del nazismo como algo del siglo pasado, deberíamos pararnos un poquito para darnos cuenta lo que estamos construyendo en plena época de libertad...
Se dice que aquéllos que no aprenden de la Historia están condenados a repetirla. Que este amargo testimonio sirva como ejemplo.

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Los conciertos de rock

Los conciertos de rock, como Fernando Torres y The Strokes, están sobrevalorados. Animado por las buenas críticas escritas por n. acerca de sus últimos conciertos, me siento animoso por intervenir y aportar mi opinión. “Muy buen trabajo, n.”- debería decir cualquier buen jefe tuyo, n.

Ahora es mi turno y escribiré acerca de mis últimos tres conciertos:

Comencemos con Mary Gauthier, el pasado día 15 de noviembre en El Sol, supuestamente presentando su último lanzamiento discográfico, Mercy Now (2005), algo que no podré entender. Tampoco entenderé que hubiera tan poco aforo, que fuéramos tan pocos los afortunados allí presentes, para recibir a esta gran dama de la música americana, quien todavía desgarra y canta su alma y vida en sus canciones, porciones de folk, country y rock americano. Y que dure muchos mercynows más. Como El Sol, la mejor sala de conciertos de Madrid.

Al domingo siguiente, y siendo la primera vez que pisaba la impresionante Sala Guirau del Centro Cultural de la Villa, también debutaba en serio con el jazz : Jorge Pardo, F. Pose, J. Vázquez 'Roper' y con Madeleine Peyroux Quartet, a quien iba a ver realmente, bueno a ella, no al cuarteto. Divertidos y apasionados los primeros, no puedo decir mucho más, le tocaba a ella, a Madeleine Peyroux, quién me había maravillado con su Dance me to the end of love, canción que descubrí cuando el señor Howb Gelb la pinchó en los previos de su concierto del Moby Dick. Más tarde, gracias a Mikto Kuai , aquí presente, pude poner nombre a esa voz, que recordaba a los clásicos y que me entusiasmaba tras cada escucha de su Careless Love. Confieso que, ahora que había que ponerle cara e influido por la promoción que El Corte Inglés hacía de ella, me presenté allí escéptico ése día. Y sin tabaco. No había conseguido todavía aliviar esa sensación cuando ella apareció en escena, torpe, gansa y egocéntrica, al menos yo la percibía así, se fue haciendo fuerte canción trás canción, unas propias y otras portentosas interpretaciones de los grandes, Leonard Cohen, Tom Waits, Serge Gainsbourg, entre otros. Sin embargo, y a pesar de que era noche de domingo, salí gratamente satisfecho de camino a casa. Por muchos motivos: un teatro estupendo, un escenario espectacular y bello, unas grandes y confortables butacas de cuero, mi primera vez con el Festival de Jazz de Madrid y con Jorge Pardo, un cigarro en el descanso, la buena interpretación y los buenos temas de esta muchacha, que todavía le faltan discos para ser una gran dama, y su banda; es decir, el bienestar y la satisfacción de escuchar música estupenda alejado de empujones, incomodidades, cabezones, humos y calores.

Y cerrando este ciclo de conciertos, de actividad y de esfuerzos, bueno, entre medias también leía El País, el pasado sábado día 2 de diciembre, mis adorados Yo la tengo, en La Riviera. No habiendo muchos público, siendo uno de los grupos a los que más admiro y respeto, teniendo el currículo de sus siempre muy buenos conciertos, presentando, éstos sí, su último disco I Am Not Afraid of You and I Will Beat Your Ass,…, todo se presentaba de cara, pero sí, se jodió. Lamentablemente no puedo decir que no me gustara el concierto, ni que me gustara, pero es que no me enteré del mismo. Entre otros motivos, debido a los empujones, incomodidades, cabezones, humos y calores. Luego me dijeron que había sido un buen concierto. Lo que yo decía, mis respetos a estos señores de Nueva Yersey.

Espero no haber aburrido a nadie, pero el copy paste es lo que tiene, que te confunde, en lo más amplio de la palabra. Creo que esto lo resume mejor un refrán, sin embargo, no lo recuerdo. Tampoco creo que consiguiera acordarme. Ni siquiera que lo sepa.

Los detalles personales me los ahorro, que es éste un blog serio y decente. Y yo también.

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lunes, 4 de diciembre de 2006

Jeff Tweedy. La Riviera, Madrid 01/12/06

Podría ser hipócrita e intentar hablar de una forma más o menos objetiva sobre el concierto de Jeff Tweedy el pasado 1 de diciembre en la sala La Riviera de Madrid. Podría hablar de lo extenso del tracklist, de la encantadora timidez de Tweedy o del silencio casi reverencial de casi todo el público durante los pasajes más emocionantes del concierto. Pero no puedo. Salvando las distancias, sería como si te preguntan cómo es tu novia y respondes enseñando su currículum. Porque oír la voz desnuda de Tweedy a menos de dos metros cuando, para cerrar el concierto, se acercó al público para cantar “Acuff-Rose” a pleno pulmón es, desde ya, la experiencia más emocionante que he vivido jamás en un concierto. Vale que cuando lo hace Bono me parece un gesto populista, pero ya he dejado claro que no puedo ni quiero ser objetivo. Porque casi se me escapó una lagrimilla cuando rompió su voz cantando “searching for a home” en las últimas estrofas de una “Via Chicago” estremecedora. Porque fue realmente impresionante cómo convirtió una canción ya estupenda de por sí como “California Stars” en una experiencia casi supraterrenal que dejó a todo el público boquiabierto. Porque sé que quizás sea exagerado pensar que Tweedy es actualmente el mejor músico vivo, pero no puedo evitar pensarlo. Porque sé que podría haber seguido tocando otras dos horas y ninguna canción habría sonado a concesión o relleno. Porque, en fin, pocas veces se sale de un concierto con la sensación de haber vivido un momento irrepetible, una experiencia que hará que durante algún tiempo todos los demás conciertos te parezcan pequeños y todas las demás voces te suenen vulgares. Así que sólo me queda decir gracias y esperar a la próxima. Gracias, pues.

Autobombo: Revisión de Wilco en Sindrogámico

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viernes, 1 de diciembre de 2006

Sparklehorse

En 1996, Mark Linkous jugó la dichosa partida y consiguió un aplazamiento. Tras un concierto, una sobredosis de Valium y antidepresivos varios le dejó inconsciente durante 14 horas en el baño de un hotel de Londres, con la mala suerte de que sus piernas quedaron aprisionadas bajo el peso de su propio cuerpo, lo que casi le cuesta una invalidez permanente. Pero, como ha sucedido este año con Micah P. Hinson y sus famosos problemas de espalda, parece que el dolor es capaz de sacar lo mejor de ciertos músicos: tras un duro proceso de rehabilitación, Linkous entregó un disco enorme, "Good Morning Spider", que le consiguió el aplauso unánime de la crítica y el reconocimiento de sus compañeros de gremio, que se daban de tortas por trabajar con él. Y como Linkous no es tonto, la plana mayor de la independencia musical de comienzos de siglo le echó un cable para completar uno de los mejores álbumes de esta década, "It's a Wonderful Life", producido a medias por Dave Fridmann y John Parish y con apariciones estelares de Tom Waits, Daniel Johnston, P.J. Harvey o Nina Piersson (The Cardigans). Atento a todo lo que se cuece,
Linkous dejó en manos del productor de moda (Danger Mouse, responsable de uno de los hits del año, "Crazy") la producción de la difícil continuación de semejante obra maestra. A pesar de todo, "Dreamt for Light Years in the Belly of a Mountain" es un disco bastante continuísta, un buen álbum que no alcanza las mismas cotas que sus predecesores.

La música de Sparklehorse no tiene demasiado truco. Básicamente sus canciones de pueden dividir en dos grandes grupos: los arrebatos punk bañados en distorsión y las bellas estampas en las que se pueden adivinar monstruos escondidos tras los setos y un ruido de fondo que convierte un bello paseo en una experiencia inquietante. Y ese menú ofrecieron Linkous y su banda en su concierto del día 29 en la sala Joy Eslava de Madrid. Cayeron varias de su último disco (entre otras "Morning hollow", "Some sweet day", "It's not so hard" y la celebradísima "Don't take my sunshine away"), pero también hizo concesiones a todos aquellos que piensan por defecto que cualquier tiempo pasado fue mejor. Acompañado de una banda absolutamente competente (el batería era un espectáculo en sí mismo) y reproduciendo el complejo entramado sonoro de sus discos con ayuda de elementos pregrabados, el único pero que se le puede poner al espectáculo de Linkous fue su corta duración y una cierta frialdad. Peros que se esfumaron cuando empezó a sonar "Gold Day" y de repente recordé por qué demonios malgasto tanto tiempo persiguiendo discos por tiendas de segunda mano y escuchando música que en general me importa tres cojones. "I just wanna be a happy man", cantó Linkous. Pues mucha suerte, se lo merece.

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