jueves, 7 de diciembre de 2006

Conversación con Primo Levi

El otro día fui al teatro a ver esta obra, dirigida por Mercedes Lezcano y protagonizada por Manuel Galiana y Víctor Valverde. A través de una conversación entre Primo Levi y un escritor italiano se realiza una tremenda reflexión sobre el holocausto judío. Los dos escritores protagonistas de la obra se preguntan por las causas de aquella masacre.
Procedente de familia judía asentada en Italia, Primo Levi se unió a la resistencia antifascista en 1941. Posteriormente, fue capturado y deportado a Auschwitz, de donde logró salir tras la liberación del campo en 1945. Científico de profesión, dedicó su vida a escribir sobre el Holocausto. Finalmente acabó con su vida en 1987, suicidándose a los 68 años de edad.
Además de contener un diálogo profundo y reflexivo, la obra es aderezada con imágenes de la barbarie cedidas por Canal Historia. Se te revuelve todo por dentro cuando ves y escuchas lo que pasaba ahí dentro y compruebas el regocijo de algunos. Cuerpos que caen como si fueran trozos de carne descuartizada, se me ponen los pelos de punta cada vez que lo pienso. Qué terribles podemos llegar a ser!.
Lo más significativo y trascendente de la obra, en mi opinión, es la comprensión que el protagonista manifiesta en relación al nazismo, a su historia personal y la historia de su pueblo. En sus palabras no hay resentimiento, no hay venganza, no hay rencor. A mí me parece digno de admiración.
La contrapartida de la que también se habla en la obra, es la conversión de la víctima en verdugo. Pero eso forma parte de otra historia. A pesar de que hablamos del nazismo como algo del siglo pasado, deberíamos pararnos un poquito para darnos cuenta lo que estamos construyendo en plena época de libertad...
Se dice que aquéllos que no aprenden de la Historia están condenados a repetirla. Que este amargo testimonio sirva como ejemplo.

6 comentarios:

n. dijo...

Siempre he sentido cierto interés por la figura de Primo Levi, pero voy a reconocer algo que en principio puede sonar incorrecto: ya estoy un poco cansado del Holocausto. No me malinterpretéis: es una de las páginas más negras de la historia de la humanidad y obviamente es obligatorio que todo el mundo conozca qué pasó, pero otras masacres igualmente espeluznantes como las de Ruanda, Camboya, el Gulag ruso o, ejem, Palestina, no son tan conocidas y deberían serlo. Documentos como Shoah o el cómic Maus siguen siendo imprescindibles y ponen los pelos de punta, pero películas como La lista de Schindler o El pianista ya resultan un poco cansinas.

Con respecto a la plena época de libertad, habría mucho que discutir... ¿Alguien ha dicho Guantánamo?

rinconete dijo...

Es difícil fijar categorías en el horror y la verdad es que no necesitamos conocer la nacionalidad, el credo o el origen de una persona para sentir su muerte trágica. Alcanza con un poco de compasión.
Creo sin embargo que el Holocausto, por su intensidad, su lúgubre racionalidad o su metódico desarrollo industrial, representa un hito en la historia de la locura asesina.
Uno de los episodios más terribles de ¨Si esto es un hombre¨, de Primo Levi, es cuando relata su paso por el laboratorio del campo de concentración. Allí se cruza con un grupo de jóvenes ¨arias¨ que literalmente ¨no lo ven¨.
Con un estilo llano, desprovisto de todo exceso, Levi describe magistralmente el proceso de deshumanización de un individuo.

Rfa. dijo...

Si buscáis "holocausto" en el diccionario, veréis que es una especie de sacrificio. La gente tiende a confundirlo con genocidio, supongo. A mí, puestos a aceptar esta confusión, qué queréis que os diga: me hincha las pelotas que lo escribáis con mayúscula, como si fuese el único o, por lo menos, el más importante (genocidio). Como dice n., basta ya de ombliguismo, por dios.
Respecto a Maus, lo leí y me quedé TOTALMENTE INDIFERENTE. Me pareció más de lo mismo (uf, otra de judíos puteados), y me dió absolutamente igual que fuese una autobiografía. Todo el mundo parece extasiarse ante el recurso de los personajes presentados como animalitos, pero yo lo encontré bastante maniqueo: soy tan simple que si me dibujan a un personaje con cara de cerdo, tiendo a contemplarlo como un cerdo. Habrá quien disfrute con este tipo de manejos, pero yo prefiero ser capaz de formarme una opinión sin que nadie me diga cuál debe ser.

Anónimo dijo...

No puedo opinar sobre Primo Levi, pero sí sobre Mouse. Lo más importante que me transmitió ese cómic fue que por el hecho de que independientemente del horror que supone haber pasado por una situación similar a la que estuvieron sometidos los judío, homosexuales, deficientes psíquicos y mucha, mucha gente en la II Guerra Mundial, eso no hace a esas personas buenas. Es decir, pueden ser tan malas peronas y tan dictadores como cualquier otro en este mundo.

rinconete dijo...

Siempre me sorprendió que se calificara la matanza en los campos de concentración nazis como Holocausto ya que, como bien dice rfa., su significado religioso es el de sacrificio. Y no considero que un asesinato en masa sea un sacrificio.
Por otro lado no me queda claro que hablar o escribir sobre una tragedia en particular sea ombliguismo. Al fin y al cabo, nos es dado hablar de una cantidad limitada de cosas.
Al presentar Platoon en Paris en 1986, un periodista francés le preguntó sarcásticament a Oliver Stone si los americanos no estaban cansados de hacer películas sobre Vietnam. Stone le contestó que lo sorprendente no era que siguieran haciéndolas sino que Francia no hiciera más películas sobre Argelia.

rinconete dijo...

De acuerdo con Magapola. Las víctimas no forman una categoría ética, no son mejores personas. Son solo eso: víctimas.
Si los agentes de la policía secreta chilena hubieran secuestrado a Pinochet por error y lo hubieran torturado hasta la muerte, no hubieran hecho de él una mejor persona. Solamente una víctima más del terrorismo de Estado.