miércoles, 30 de julio de 2008

Tema libre

Hola a todos los que a estas alturas todavía estáis por aquí y a los que, como yo, ¡se os han acabado las vacaciones! Es el horror más absoluto, aunque por otro lado me he ahorrado el tener que tragarme el insufrible julio, con Madrid atestado de gente y de calor y de curro. Estar en Madrid en agosto tiene sus ventajas: en el trabajo no hay jefes. Y sus desventajas: no queda ni dios con quien tomarte una mísera caña.

Pensaba poner un post de algún tema que tengo por ahí, pero he pensado que qué mejor tema que el libre para que quien quiera entre aquí y comente lo que en ese momento esté pensando, que yo estaré al tanto y le comentaré el comentario. (Menudo párrafo redundante me ha salido.) Os espero mientras me tomo un café.

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lunes, 21 de julio de 2008

Summercase vs. Saturday Night Fiber (feat. Chicoutimi)


Según cuentan todos los partes, parece que finalmente ha sido el Summercase el que se ha llevado la victoria en la tan cacareada “guerra de los festivales” cuyo principal frente ha sido Madrid. Y es que en su tercera edición, el Summercase se ha consolidado como una gran alternativa para todos aquéllos que, ya sea por falta de liquidez, de tiempo o por no querer o poder soportar el esfuerzo físico y económico que supone el FIB, deciden disfrutar de un cartel repleto de apuestas seguras con el aliciente de poder volver a dormir tranquilamente a casita. Tan seguros deben estar de su tirón que no han considerado oportuno mejorar unas instalaciones que, desde el primer año, son bastante deficientes. Ir al servicio es una odisea, el terreno es un auténtico pedregal que en los conciertos más movidos provoca molestísimas tormentas de polvo y, para más INRI, parece razonable sospechar que la “ecológica” idea del vasito de alquiler era un sacacuartos como cualquier otro (¿3 euros por una caña de mierda?). Al menos, además de disfrutar de algún que otro gran concierto, ahora casi todos los asistentes tenemos un recipiente ideal de la muerte para dejar los cepillos de dientes.

Pero lo peor de esta estúpida guerra es el temor a haber chafado una buena ida como el Saturday Night Fiber en una ciudad en la que cada vez escasean más las actividades culturales de relieve (la futura visita del Papa no cuenta como actividad cultural). Probablemente, en algún momento el mercado de los festivales acabe muriendo de puro éxito, y es posible que público y bandas prefieran volver a las salas pequeñas y medianas antes que tener que aguantar los parques temáticos en que se están convirtiendo la mayoría de los festivales. Pero actualmente los festivales siguen siendo una oportunidad única para vivir momentos tan especiales como los conciertos de Sex Pistols o My Bloody Valentine. Por ahora, hay mercado, así que sería una pena que el sea el público el que acabe pagando las rencillas entre las empresas.

¿Y la música? Tras leer más, por supuesto…

Viernes 18. Summercase (n.)

Tras una espera de más de media hora bajo una solana considerable, llegué al escenario justo en el momento en que las hermanas Deal abrían su concierto con la entrañable “No aloha”. No parece que The Breeders tengan ya demasiado que ofrecer, pero la actitud y la eterna sonrisa de la mayor de las Deal siguen dando un buen rollo que compensa el amateurismo permanente de una propuesta tan simple como inamovible. Mucha gente me dijo después que le había parecido una mierda y/o un aburrimiento, pero los que pasamos nuestra adolescencia enganchados a canciones como “Cannonball”, “Saints”, “Tipp City” (de The Amps) “Divine Hammer”, “Iris” o la preciosa “Drivin´on 9” nos fuimos de allí con una sonrisa de oreja a oreja. Será la nostalgia o simple divergencia de pareceres, porque esa misma gente que pusieron a The Breeders a caer de un burro salió después encantada del concierto de unos Kings of Leon que, a la altura de la tercera canción, a mí me habían aburrido hasta lo indecible con su revisión de peluquería y garrafón del legado de la Creedence. Será una de las grandezas de los festivales, capaces de contentar y cabrear a todo el mundo por igual.

Otra pega es que un festival de estas características no permite demasiados matices, y el “Young team” de Mogwai es un disco con infinitos matices. En este contexto, los pasajes más ambientales perdieron casi toda su profundidad y los más fieros casi toda su fuerza. Problemas que no concluyeron ni en la esperada “Mogwai fear Satan” que – problemas con la flauta travesera aparte – no llegó a convertirse en la catarsis que muchos esperábamos. Habrá que dejarlo para otra ocasión, que además en otro escenario ya había comenzado el teatrillo de los Sex Pistols.

Hay que agradecerle a Julian Temple el inteligentísimo detalle de no mostrar las caras de los Sex Pistols en el magnífico documental “The filth and the fury”. Porque así, de primeras, resultaba descorazonador ver a todo un Johnny Rotten vestido como una abuela de la campiña inglesa o a un Steve Jones que parecía recién escapado de un Arsenal-Bolton en el pub más infecto de Benidorm. Por si alguien tenía alguna duda, ahí estaba la prueba “viva” de que ya hace mucho tiempo que el punk está muerto y enterrado. Porque, aunque clásicos como “Liar”, “EMI”, “Holidays in the sun” o “God save the queen” no sonaron mal del todo, había algo entre cómico y patético en un Johnny Rotten que se pasó hora y media larga soltando mocos y consignas más propias de un Chris Martin en pleno ataque de bonitis que de uno de los provocadores más brillantes de la historia de la música, y resultaba casi insultante vernos a todos los burguesazos gritando “No future” bajo el amable patrocinio de Converse y Movistar. En el fondo, todo fue siempre una gran broma, ¿no? La broma más brillante de la historia de la música, pero una broma al fin y al cabo.

De nuevo en el presente, como a Kaiser Chiefs basta con verlos una (o incluso ninguna) vez, el comienzo de la madrugada parecía un buen momento para darle una oportunidad a Gruff Rhys y su combo ochenteno, Neon Neon. El hieratismo (¿desgana?) de la banda hizo que el concierto tardara en arrancar, pero la aparición en escena del sandunguero Har Man Superstar – algo así como el Ron Jeremy de la música petarda – subió varios puntos el nivel de la fiesta y consiguió que el concierto acabara haciéndose corto y nos quedáramos con el cuerpo flamenco, lo que planteaba una duda: ¿era buen momento para ir a ver a Los Planetas, o era mejor irse a seguir bailando con Rex the Dog? Con miedo al bajón, apostamos sobre seguro. Y no nos equivocamos.

Lo más grande de Los Planetas es que, a pesar de haberse convertido en auténticos clásicos, en ningún momento han jugado la carta de la nostalgia. Podrían vivir de las rentas y pasarse dos horas soltando himnos generacionales, pero cada canción nueva demuestra que Jota y los suyos todavía tienen muchísimo que ofrecer. Si sumamos además una actitud cada vez más profesional y competente en el escenario (Erik es Dios, en serio), el resultado es un auténtico placer, un concierto que confirma que hoy por hoy Los Planetas están al mismo nivel que muchas bandas internacionales de renombre. Después, ya sólo quedaba irse a buscar una lanzadera y dormir. Con una sonrisa, eso sí.

Sábado 19. Summercase (chicoutimi)

El sábado fue mucho mejor. No me gustan mucho las canciones de Grinderman, lo reconozco, pero Nick Cave, a pesar del bigote, sigue siendo digno de ver. No puedo ser objetiva con él. Al acabar, nos encontramos con que Blondie había conseguido congregar a la mayor cantidad de gente de todo el fin de semana, y no sin razón, porque sonaron muy bien, ella aguanta el tipo, y cuentan con canciones míticas que te hacen bailar y saltar aunque no quieras (a mí no me gusta "Maria", y no pude evitar pegar botes). Terminaron enlazando "Call me", "Atomic" y "The tide is high", y todos fuimos muy felices.

De ahí a Interpol, que también estuvieron a la altura, aunque algo fríos; se hubieran comportado igual tocando frente a una pantalla (y se echó de menos "The Heinrich Maneuver"). Y a continuación, The Verve, que me emocionaron más de lo que hubiera imaginado; el concierto fue subiendo en intensidad a partir de la mitad, y aunque sea un tópico, "Bitter sweet symphony", penúltima en el repertorio, revalidó como una de las grandes e imprescindibles canciones de los 90. Y se arriesgaron a cerrar con su último single, "Love is a noise", pero les salió bien y la canción funcionó, quizá porque ya nos habían ganado a todos.

Pero lo mejor de la noche (y del festival) estaba por venir. Y no sólo porque Primal Scream decidió dar un concierto de los buenos, de los que no te permiten dejar de bailar, con todos sus hits más divertidos, al estilo FIB 2004. Lo mejor, jaja, fue disfutar del concierto desde la plataforma que uno de los patrocinadores había montado, con sofás y todo. Mandé el sms y me tocó, y allí me fui con mis amigos. Los sofás no hicieron falta, porque no dejamos de saltar y bailar, pero poder botar sobre un suelo blando, en lugar del pedregal, con copa gratis incluida, no tiene precio...jejeje.

Otro punto a favor del Summercase de este año ha sido la comida, más variada y con mejor servicio que el año pasado. Parece que la organización se está poniendo las pilas para mejorar los servicios. A lo mejor para el próximo año las piedras son más pequeñas...


Sábado 19. Saturday Night Fiber (n.)

Morrissey. Poco queda ya del Morrissey apolíneo y romántico que fascinó a toda una generación allá por los ochenta. Steven Patrick Morrissey es hoy todo un señor que sabe quién y para qué le paga, y es consciente de lo que espera la gente que acude a sus conciertos. Más simpático y dicharachero de lo esperado, Morrissey y su grupo de becarios ofrecieron durante una hora larga un buen puñado de versiones rocosas y festivaleras de sus canciones de ayer y de hoy, regalando de paso alguna que otra versión de sus Smiths. Entre las pegas, señalar que quizás no fuera demasiado inteligente abrir fuego con un trío de pelotazos del calibre de “Last of the international playboys”, “Ask” y “First of the gang”, y es que a partir de ahí la cosa sólo podía ir cuesta abajo. Y así pasó, que cuando se decidió a cerrar con una ruidosa “How soon is now”, muchos ya llevaban un rato largo bostezando al son de algunas de sus canciones menos conocidas (e inspiradas). En definitiva, muy correcto, aunque algunos echamos en falta un pelín de sutileza.

My Bloody Valentine. Es difícil escribir sobre el concierto de MBV sin caer en un montón de lugares comunes. Cualquiera que esté mínimamente interesado ya sabrá de la magia que crean las guitarras de Shields y los suyos, de los tapones en los oídos que regalan con las entradas de sus conciertos o de la tormenta de ruido que desatan en la tremendísima “You made me realise”. Pero una cosa es leerlo, y otra vivirlo. Otra cosa es notar como vibran el suelo y tus entrañas durante 15 largos minutos, otra cosa es entrar en el vórtice de ensueño que se genera en canciones como “Soon”, “I only said” u “Only shallow”. Porque describirlo es como describir cómo es follar. Toda una experiencia física y emocional. El mejor momento de todo el fin de semana. Y del año, si me apuran.

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viernes, 18 de julio de 2008

Día del Amigo

El próximo domingo (20 de julio) se celebra el Día del Amigo, cuyo motivo no es otro que la celebración de la amistad. La elección de la fecha tiene como referente el día en que el hombre llegó a la Luna (20 de julio de 1969).

Sin embargo, no alcanzo a comprender el porqué de esta decisión dado que la soledad y aislamiento que reflejaban estos hombres sobre terreno lunar no resulta especialmente animoso ni amistoso. Tampoco se entablaron relaciones afectuosas con los habitantes selenitas. Tal vez la elección se debió a la falsedad de este acontecimiento. Como la amistad.



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martes, 15 de julio de 2008

Copy&Paste: Top Museos (Visitados)

En el 2007, según el diario La Tribune, los museos más visitados fueron:

.- Louvre, 5,5 millones de visitas.
.- British Museum /Tate Gallery, 5,1 millones.
.- Metropolitan /Museo Vaticano, 4,3 millones.
.- National Gallery, 4,1 millones.
.- Castillo de Versalles, 3,4 millones.
.- Museo de Orsay / Museo Nacional de Tokio, 3,1 millones.
.- El Prado, 2,6 millones.
.- Centro Pompidou, 2,5 millones.
.- MOMA, 2,4 millones.

Hay cosas sorprendentes, ¿verdad? Me sorprendió que no hubiera ninguno chino, me extrañó lo del castillo y lo que me revolvió fue lo del Vaticano (¿?). Con la de museos que hay por el mundo oiga. También podría ser que la fuente sea francesa (vía El País), porque ya sabemos como cuidan de su cultura (y a veces de la que no es suya) en el país de aquí al lado. Espero que no sea una cuestión de españolismo tras la resaca de la Eurocopa pero me chocó la lista esta.

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jueves, 10 de julio de 2008

Una ciudad hecha de imágenes.

Hace un montón de años vinieron a visitarme a Madrid unos amigos americanos. Estuvieron conmigo varios días y luego me enviaron desde Nebraska las fotos que habían hecho. La impresión que me produjeron aquellas fotos todavía me dura. Mis amigos habían fotografiado mi mundo desde su punto de vista extranjero, y el resultado era completamente distinto al mundo que yo conocía: motos de correos amarillas, coches viejos de marcas extrañas, cabinas de teléfonos... Hay millones de imágenes interesantes a nuestro alrededor, pero la inmensa mayoría se nos escapan porque estamos acostumbrados a ellas. Y eso, precisamente eso, hace posible el milagro de que cualquier día llegue un extraño y te reconstruya tu propia ciudad a su manera, sólo con fotos. La revelación me caló tan hondo que desde entonces me encanta viajar a sitios que no conozco para tratar de reconstruirlos con la cámara de fotos. Es, más o menos, lo que hice con Buenos Aires esta primavera. Durante más de una semana me dediqué a recorrer las calles porteñas buscando imágenes con las que construir mi propio retrato urbano. Y una de las que me traje fue ésta: un señor que pega carteles. La misma idea: construir con imágenes. Si os apetece ver el retrato completo que hice de la ciudad, os recomiendo que visitéis mitte porque allí iré publicando la serie completa durante el verano.

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Come in

Aprovechando que Bonnie 'Prince' Billy (también conocido como Palace Brothers, Palace, Palace Songs o Will Oldham) toca hoy en Madrid (Joy Eslava), rescato para Sindrogámico el primer conocimiento que tuve de este artista tan peculiar y prolífico:

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miércoles, 9 de julio de 2008

Ese sucio azul del cielo


Sergio Algora (1969-2008)

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lunes, 7 de julio de 2008

Los paparazzis (clásicos) molan.


Dicen que el libro es el mejor amigo del intelectual, pero es mentira. En realidad, el mejor amigo de un intelectual es el tiempo. Nada como el paso del tiempo (o su percepción melancólica, la nostalgia) para hacer que las cosas molen. Pienso, por ejemplo, en todos los estirados que se han pasado junio despotricando contra la Eurocopa, pero que venderían su alma por una chapa de Naranjito. ¿Cuál es la diferencia entre los mundiales del 82 y lo que ha pasado en Austria y Suiza? Muy sencillo: que una cosa es de ayer, y la otra es de hoy. Pienso también en Rebobine, por favor, la última peli de Gondry: un homenaje al cine casposo que, oh, sorpresa, ha encantado a los detractores del cine casposo. ¿Cómo se come esto? Basta con que le eches encima veinte años al cine casposo, y empieza a ser guay. En el fondo, de lo que estoy hablando es de la vieja fórmula de "todo lo pasado fue mejor", pero llevada a extremos ridículos. El último ejemplo de esta curiosa paradoja lo he encontrado en Berlín, en el museo de Helmut Newton. Allí han organizado una exposición sobre... ¡fotos de paparazzis! Eso sí: fotos de paparazzis de hace cuarenta años, que fue cuando se vivió el periodo "clásico" del amarillismo. Manda huevos, ¿eh? A mí me parece estupendo porque pienso que fotos como ésta de Britney Spears sin bragas son fundamentales para entender nuestra sociedad. Pero... ¿qué pasa con todos aquellos que despotrican contra las revistas del corazón? ¿Se sentirán idiotas cuando paguen por ver esta exposición?

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jueves, 3 de julio de 2008

Portadas y conceptos



Preparando el otro día una retrospectiva sobre la obra de Micah P. Hinson - que va directamente al cajón de las "caras B" por temor a un interés nulo -, no pude evitar maravillarme cuando coloqué todas sus portadas juntas. Como ocurre con muchos otros músicos que cuidan su carrera hasta el último detalle, las portadas de los discos de Micah P. son capaces de explicar muchísimo sobre su contenido, siendo a la vez únicas y reconocibles. Pese a la falta de cuidado de muchos músicos, un disco - como objeto - es mucho más que un conjunto de canciones, y esta desaparición del concepto de disco como acto artístico global va a ser una de las mayores pérdidas cuando (probablemente) desaparezca definitivamente el formato físico. Así pues, ahí va un pequeño homenaje a todos aquellos grupos que hicieron de su carrera un concepto, consiguiendo que mereciera la pena hacerse con todos sus discos por motivos tanto musicales como extra-musicales. Valor añadido, se llama eso.

(Aprovecho también la ocasión para recomendar "When we embraced" del último y estupendo disco de Micah P. Hinson, "Micah P. Hinson and the Red Empire Orchestra". Todo un ejemplo de economía emocional)


1. Una pregunta bastante común entre los proto-indies de principios de los 90 era: ¿qué disco de Orbital es mejor, el verde o el marrón? Años después (2004), y tras una carrera llena de altibajos, Orbital intentaron tirar de nostalgia y publicaron el que ellos mismos denominaron "disco azul". Pero, por aquel entonces, ya nadie preguntaba por ellos.



2. Con The Smiths, en muchas ocasiones el contexto era casi tan importante como el contenido. Por si no bastaba con lo explícito de sus letras, Morrissey y los suyos aprovechaban sus portadas (sobre todo las de los singles) para homenajear a todos sus héroes, creando además una estética propia que ha sido copiada hasta la saciedad por grupos como...



3. ...Belle and Sebastian, pero con una diferencia: en vez de descubrir sus influencias, las portadas de B&S presumen de amiguetes, ya sean anónimos guays de Glasgow o gente de bandas amigas. A pesar de currarse los títulos, mucha gente ha acabado distinguiendo sus discos por colores, una maravillosa técnica mnemotécnica.



4. Hiperactivo como era, Darren Hayman tendría que haberse hecho prácticamente una foto al día si hubiera querido aparecer en las portadas de todo lo que publicaba. Como no parece que al bueno de Darren le guste demasiado hacerse fotos, los chicos de Hefner optaron por uniformizar su obra utilizando una estética de cómic, lo que curiosamente recordaba a...



5. ...las portadas de Black Flag, un grupo que está en el otro extremo de la galaxia estética y musical. Pioneros del punk-hardcore más zamarro, Henry Rollins y los suyos buscaban una perversión estética y un contraste que seguro que aún hoy hace sonreir a gente como Miguel Brieva.



6. En España, los chicos de La Costa Brava han conseguido labrarse una carrera de lo más fructífera actuando como el que no quiere la cosa. Detallistas y algo hiperactivos también, LCB buscaron una estética retro que se ajustaba como un guante a sus exploraciones sonoras y sentido del humor. "Velocidad de crucero" rompió con la uniformidad estética, pero no la ética, homenajeando sutilmente a grupos como los Flying Burrito Brothers.



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martes, 1 de julio de 2008

Los Cronocrímenes.

Los Cronocrímenes, la ópera prima de Nacho Vigalondo, me fascina porque está concebida como un artefacto impecable. Imaginad dos ruedas dentadas y conectadas entre sí: tic, tac, tic, tac. Cuando una rueda gira (tic) la otra se mueve en sentido contrario (tac). Causa (tic). Efecto (tac). Ahora imaginad que este sistema se complica con diez o doce engranajes más, hasta crear una cadena de acciones y reacciones perfectamente engrasada. Tic, tac, tic, tac, tic, tac. Cerrad los ojos. Tic, tac, tic, tac. ¿Qué es? Es un reloj. Es el tiempo. Tic, tac. Es la mejor película española del año.

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