Elogio del antihéroe
Uno tiene cierta tendencia a dejarse llevar por la melancolía y por la distancia, quizá también por el cabreo constante, por eso después de haber visto en el blog de Pat unas imágenes de cuadros de Hopper se padezca una sensación de extraño decaimiento que motive destacar la figura del antiheroe, un Frank Bascombe cualquiera, ese anónimo que se encuentra indiferente en el metro, en la cola de supermercado, en el ascensor,..., y cuya vitalidad es guiada por su sencillez y cotidianidad para acabar siendo, sin más, un tío normal, alejado de cualquier tipo de excentricidad (pública) y de protagonismo, cuya intención final es la de sobrevivir de la manera más digna y tranquila posible.
Siempre me han gustado estos personajes, muchas veces novelados con éxito sobre todo por escritores norteamericanos, como puedan ser Updike, Ford, Roth o Carver, y para los cuales no es difícil acabar sintiendo una cómplice simpatía.
Siempre me han gustado estos personajes, muchas veces novelados con éxito sobre todo por escritores norteamericanos, como puedan ser Updike, Ford, Roth o Carver, y para los cuales no es difícil acabar sintiendo una cómplice simpatía.
5 comentarios:
A mí los antihéroes también me gustan. Sobre todo los que hacen gala de una intolerable mezquindad. Algunos de mis personajes favoritos de la historia de la literatura han sido enormes mezquinos invisibles. Mi caso favorito es el de Ignatius J. Reilly, protagonista de La conjura de los necios. No sólo no tiene virtud alguna con la que sostener la admiración del lector, sino que además suscita rechazo y desprecio. También me gusta Humbert Humbert, el gran cínico de Lolita, capaz de mostrar su naturaleza más grosera sin pudor alguno. Hopper, además de ser un antihéroe, era un enorme gilipollas. Las peleas con su mujer, Jo, han pasado a la historia chusca del arte. Y casi todas estaban provocadas por accesos casi patológicos de egoismo y celos infantiles en el pintor.
Grandes personajes sin duda, pero les falta el componente épico de la tragedia, más que en sí mismos, y les sobra excentricidad para mi ideario de antihéroe.
Además del ya citado Bascombe, entre mis inadaptados preferidos están Justine, Huckleberry Finn o Garp. Pero claro, hay tantos.
En todo lo que decís hay conceptos con fronteras borrosas. Mediocridad, antiheroísmo, inadapatados, antagonistas. Este es un tema tan poliédrico que nos daría para hablar de antihéroes tipo Quijote, de Bascombe en El Día de la Independencia o de John Cusak en Alta Fidelidad. Sin embargo, me quedo con esos personajes mediocres, con poca rectitud moral, pero con ganas de hacerlo bien, aunque sea por la chica, tipo Phillip Marlowe. El antiheroísmo está de moda, pero ya desde hace tiempo. Los personajes de la televisión tipo House, por ejemplo, acuden a ese fenómeno. En el fondo, lo que ocurre es que a todos nos atrae ese tipo de antihéroe: ese con el que nos identificamos y que lo intenta. En el fondo son pequeños héroes, aunque no íntegramente, sí en alguna faceta de la vida. No hay ningún antihéroe completo que pueda gustar a nadie, ni siquiera a Rfa. A no ser que le caiga bien Lucifer.
¡Qué interesante propuesta! Pienso que el concepto de "antihéroe" no puede ser tan grande como un paraguas de hotel, bajo el que cabe una familia numerosa entera. Supongo que surgió cuando fue evidente que los héroes "buenos" eran los que llevaban la civilización y la bondad de un sistema "excelso". Así aparecerían (digo yo, sin muchas pruebas) los héroes que haciendo un trabajo válido para todos, no se lo creían del todo y por eso eran bebedores, huraños, apartados de la vida social correcta. Estoy pensando en este momento en las novelas de Dashiel Hammet.
Pero no todo personaje incorrecto, o anodino o mezquino es un "antihéroe". No lo sería el capitán Akab, porque perseguía el camino de su locura. Y desde luego a mi queridísimo Ignatius lo veo como uno de los grandes gilipollas de la historia de la literatura, junto con uno de los más adorables (¿quizá porque nos reconozcamos un poco en él?). Pero al no hacer nada de héroe no lo puedo clasificar como antihéroe.
En resumen, para mí el "antihéroe" es el que realiza actos que podría haber hecho un héroe, pero no cree en la sociedad que se beneficia de esos actos y tiene un comportamiento no-modélico.
En tal caso, me inquieta que la "moda" del antihéroe haya llegado al extremo de que lo más sistema del mundo (la unión capitalismo financiero & medios de comunicación) hacen negocio siendo antisistema al proponernos antihéroes como el de House. (Y ya que estamos, aunque no sea el tema, sigue inquietándome mucho más que la cadena más derechista y prosistema, como es la Fox, que hay que ver su noticieros, sea la que proponga los dibujos más brutales y antisitema).
¿Hasta qué punto me estoy equivocando?
Mi quinteto inicial de antihéroes:
-El Jack Lemmon de "El apartamento", de base, repartiendo juego.
-El Andy Garcia de "Héroe por accidente" como escolta penetrador.
-El Gurb de Mendoza como alero tirador.
-El Sherman McCoy de la "Hoguera de las vanidades" guardando la zona.
-y peleando por el rebote, como un titán, recibiendo todos los codazos y golpes, el gran Philip Marlowe.
Como sexto hombre: las historias de Sintomático, jeje.
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