4 motivos para no ver La Jungla 4.0
Hoy en día, decir que no se quiere ver La jungla 4.0 porque el cine de acción no mola es, desde mi punto de vista, un poco simplón. Por eso, para que todos los que jamás iríais a ver esta película podáis defender vuestra postura en público, he reunido cuatro excusas para saltársela. Por supuesto, también hay motivos por los que pagar la entrada. Pero esos los he publicado aquí, en mitte.
UNO: Porque abusa del primer plano.
Está claro que los grandes estudios ya ni siquiera piensan en las pantallas de cine: el objetivo es el DVD y la tele de tu salón. La cámara de Len Wiseman está tan cerca de la cara de los actores que hasta empañan la lente con su aliento. Un consejo: para no marearse hay que pedirse la fila 200.
DOS: Porque no tiene una buena banda sonora.
John McClane necesita a John Williams. A estas alturas de su carrera, cuando parece evidente que el personaje se ha hecho más grande que sus historias, todos echamos de menos un buen leitmotiv para las escenas de acción. Nunca subestimes el poder de la música.
TRES: Porque es absolutamente inverosímil.
Me da igual que las escenas de acción sean un disparate, porque es lo que yo buscaba cuando salí de mi casa. Pero no estoy dispuesto a aceptar que una teleoperadora te ponga en marcha el coche a distancia cuando todas las redes de comunicaciones del país se han ido al garete. No, por ahí no paso.
CUATRO: Porque John McClane ya no es un tipo normal.
En
6 comentarios:
Estoy de acuerdo con que la gracia de la primera película era ver a un tipo normal en una situación que le superaba. El otro día leía que Bruce Willis fue la enésima opción, y que sólo consiguió el papel después de que lo rechazaran gente como Richard Gere (WTF???), y no pude sino dar gracias a Dios porque ya es imposible imaginarse a otro John McClane. Con respecto a las escenas de acción, creo que el punto de inflexión fue esa escena de no-sé-qué-peli de James Bond en la que Pierce Brosnan saltaba de una moto a un helicóptero por la patilla. A partir de ahí, más que suspension of disbelief lo que se necesitan son actos de fe.
De acuerdo en que lo más atractivo de la primera película era ese don nadie que estando en el lugar equivocado lograba desbaratar la trama con más ingenio que testosterona. Es el mismo encanto que tienen Los 39 escalones o North by Northwest.
Creo que parte del problema se relaciona con las secuelas. Si para pagar deudas de juego Hitchcock hubiera filmado Los 40, 41 y 42 Escalones posiblemente el amateurismo de sus heroes hubiera dejado paso a una inevitable profesionalización. Los personajes de Robert Donat o de Cary Grant hubieran tenido que recorrer el mundo para forzar el azar de alguna trama internacional. La testosterona, que suele ser inversamente proporcional al ingenio, hubiera sido la gran vencedora.
Tengo que verla, porque si no las razones que nos adelantas nunca serían creíbles en una discusión interesante sobre la película.
Tengo que decir que, si venía una y otra vez aquí, atraído por esas propuestas y explicaciones de músicas e imágenes ajenas a mí (es decir, para aprender con poco coste de tiempo cosas que creo que me apetece conocer), de otros tipos de cultura más cercanos a mí y, sobre todo, por la intuición del buen funcionamiento de un grupo, así como por algunas atractivas entradas sobre la experiencia de la vida, ahora estoy fascinado (y, en la parte pequeña, divertido).
Estoy fascinado por entradas sobre la tv y sobre el cine que me explican lo ajeno; aunque no me convenzan para ver los programas o películas (esa es otra cuestión que no tiene nada que ver), sí me convence la racionalidad de las explicaciones, que me da una oportunidad. Me fascina que se pueda considerar "simplón" el rechazo de ciertas películas: porque Rfa. tiene en cierta manera razón. Los que en este mundo pertenecemos al numerosísimo grupo de los que nos hemos "currado" la vida, tomándola en serio y reflexionando, tratando de mantenernos abiertos, tomamos decisiones que, con el tiempo, se vuelven "simplonas". Que nos lo digan así crea un efecto espléndido de replantearse las cosas. Es casi un regalo fraternal. (Advierto que no existe ni una pizca de ironía en todo este comentario).
Acepto tu lista, Rfa., como acepté los razonamientos de n. sobre la serie futbolera americana. Y añado que no veo películas con persecuciones de coches o "efectos especiales similares" porque no les presto atención, cada vez son más largas y me aburren. Y porque hace tiempo que lo "distraído" no me divierte. Por eso la fascinación que me produce el análisis que hacéis de esas obras: me ayudáis a responder la pregunta terrible de "¿Me estoy perdiendo algo que no debería perderme si no quiero estar perdido?" (¡qué buen título para un libro de relatos! le pongo copyright).
Y en cuanto a lo "divertido", veo un trasfondo de debate truculento con los "culturetas", basado en que somos (hala, ya me declaré de uno de los bandos) seres que nos creemos superiores. Y la verdad es que muchas veces la llamada "cultura" sirve para apreciar a los demás ni más ni menos que a uno mismo. Otras no, lo sé: pero también hay insufribles seguidores de los espectáculos "mass media".
Así que acepto el debate siempre que sea prolongado, no frontal y como a puntos y "apostillas". Y claro, me pongo a hacer guardia pretoriana detrás de mi representante de plantilla en Sindrogamia: Ciclón Magapola.
Rinconete: Si pinchas aquí verás que, desde mi punto de vista, un gran personaje puede justificar una saga. En ese caso, se disculpa la falta de originalidad.
Sintomático: Lo interesante no son las razones en sí. Lo interesante (divertido, más bien, que esto es una especie de juego) es siempre se puedan encontrar razones para todo.
NàN: El problema de las decisiones que tomamos hace mucho tiempo es que llega un momento en que ni siquiera podemos explicarnos por qué las tomamos. ¿No te ha pasado alguna vez? Te pasas años diciendo "esto no me gusta" y de pronto, un día, te das cuenta de que ya no te acuerdas de por qué no te gustaba, de que has estado repitiendo la misma coletilla como un loro.
Tienes razón, aunque habría que delimitarlo: no es posible el replanteamiento continuo. Tomamos decisiones de acuerdo con nuestra experiencia y relexión. Y esas decisiones deben valer para un tiempo suficientemente largo. Probablemente, como en este caso, el resultado sea similar al que se produjo hace tiempo (sigue sin interesarme lo que me deja este tipo de películas, aunque por supuesto no me considero mejor que nadie por ello), pero la oportunidad que me dais de replantearme, cuando explicái ordenadamente porqué a vosotros sí os interesan ciertas cosas, es impagable.
Para mí, la base es una diferenciación entre diversión y distracción, apostando claramente por la primera. Pero el debate es mejor hacerlo muy poo a poco, con continuidad, y sin exclusiones (ni personales ni de temas).
En eso me gustaría estar.
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