lunes, 9 de julio de 2007

Transformers.

Hay gente que piensa que los años ochenta sólo aportaron las hombreras y los pelos cardados. Pero se equivocan: el verdadero hallazgo de aquella década maravillosa fue la colonia Chispas. Sí, sí, habéis leído bien. La colonia Chispas jugó un papel en mi vida mucho más importante que Chanquete, David el gnomo y los cinco miembros de Parchís juntos. ¿Quién no se acuerda del anuncio que ponían en la tele? Aquello era todo un alegato de madurez, un himno a la independencia personal a partir del cual todos aprendimos una valiosa lección: que la vida era cosa de chispas, y que si te las apañabas para administrar convenientemente las tuyas, te transformabas en alguien mucho mejor. Ahora, veinte años más tarde, Steven Spielberg y su compinche Michael Bay han decidido recuperar ese espíritu. Y para ello, nada mejor que una película: Transformers. Que nadie se engañe pensando que este megahit sólo ofrece disparos, explosiones y persecuciones donde el espectador no se entera de nada. En realidad, Transformers explora los matices de un gran concepto: “la chispa de la vida”. ¿Qué es “la chispa de la vida”? O, lo que es lo mismo: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Los personajes de Transformers nos ayudarán a averiguarlo. Pero, por si acaso alguien no está dispuesto a dejarse los sesos en la sala del cine, yo le adelanto la respuesta: somos, venimos y regresamos a los años ochenta. Que sepáis que todos llevamos un Gremlin en nuestro interior.

5 comentarios:

Walter Kung Fu dijo...

je, je, con el anuncio de Coca Cola y con tu entrada ya se cual es mi herencia, aunque los Transformes nunca fueron mi fuerte.

n. dijo...

Es lo que tiene ser el target principal de consumo del momento: se reúnen los grupos de nuestra adolescencia, se hacen películas sobre los juguetes con los que jugábamos, se editan en dvd las series que disfrutábamos. Todo para no dejarnos abandonar esa época. Ya nos sentiremos viejunos cuando hagan dentro de 15 años la película de RBD. Al final, no creo que seamos Gremlins, lo que nos demuestra es que somos simplemente juguetes.

Miguel Carvajal dijo...

Parece que los ochenta son un pozo de petróleo interminable. Creo que llevamos hablando de su recuperación desde 1990. No terminan nunca, siempre encontramos nuevas referencias o un detalle remember que nos alegra el día. Otra cosa es el juego melancólico, el de apostar en la publicidad o el cine por las épocas pasadas, como lo que comenta Walter de Coca Cola.

Scout Finch dijo...

Con gran vergüenza tengo que confesar que he visto esa película. A mí me gustaban los Transformers cuando era pequeña, pero lo que ví el jueves pasado es un engendro. Madre mía, que mala es. Lo mejor de todo es el guión, con diálogos épicos como:

- "¡Soy Megatron!"

- "¡Y yo soy Optimus Prime!".

Guay del Paraguay (como dice el anuncio)

June Fernández dijo...

Yo no me acuerdo de los transformers, creo que me pillaron recién nacida. No la veré, pero no por ir de snob por la vida porque pienso ver Piratas del Caribe 3. Del anuncio de Chispas no, aunque sí que usaba la colonia, que me gustaba porque Chispas se llamaba también el perro de la vecina de mi abuela (o algo).

Una duda existencial: ¿Hubo peli de los Power Rangers? Y otra cosa que me pregunto a menudo: ¿Cómo es que los medios de comunicación tienen la jeta de vender la violencia y el sexo en los dibujos como si fuera algo nuevo? Llevo toda mi vida (que no es muy larga pero abarca más de una generación) viendo como la gente se rasga las vestiduras por Transformers, Power Rangers, Ranma, Chico Terremoto, Bola de Dragón, Shin Chan... La lista es interminable.