martes, 5 de junio de 2007

Primavera Sound 2007


Pues ya ha pasado otra edición del Primavera Sound, que en poco tiempo se ha confirmado como el festival más interesante que se celebra en España. Con el Summercase más orientado a las últimas grandes sensaciones y el FIB buscando pescar entre el público más hooligan, la edición 2007 del Primavera ha tenido un carácter mucho más de reivindicación que de innovación, con unos cabezas de cartel cuya media de edad superaba de largo los cuarenta. Un festival más de parejas que de amigotes, más de escuchar que de bailar (el baile más común era un ligero cabeceo mientras se miraba al escenario en estado de máxima concentración, excepto con los DJ’s , claro). Entre las citas ineludibles, cuya crónica encontraréis tras el “Leer más”, disfrutamos de la interesantísima experimentación amable de Blonde Redhead, oímos de pasada al Grupo de Expertos Sol y Nieve haciendo una versión en clave country del “Rifle de repetición” de Surfin’ Bichos, comprobamos que Sr. Chinarro se disfruta mucho más en espacios cerrados, comentamos comiendo un bocadillo que a Beirut les queda bastante para pillar a Goran Bregovic y nos quedamos con ganas de pedir lo mismo que se había tomado Girl Talk. Y, como decían Epi y Blas, al final ni Mäximo Park ni Mäximo Pörk, que pillaba mal de horarios. A continuación, una pequeña crónica de 3 intensos días de música, cerveza y buenos amigos.

J31, 22:00. Slint performing Spiderland. O cómo convertir un escenario al aire libre en un espacio íntimo y sombrío. Reduciendo música y escenografía al esqueleto, jugando con los silencios y la penumbra, en directo fue más fácil comprender lo mucho que le debe todo lo que venga etiquetado como post-algo a este disco. Los años pasan, la angustia sigue intacta.

J31, 23:00. Smashing Pumpkins. Y llegó Billy Corgan con sus remozados Smashing Pumpkins vestidos de embajadores del espacio exterior estilo Mars Attacks y amenazando con destruir la tierra a base de épica aburrida y sobreactuada y baladones dignos de Scorpions. Alternando de forma imaginativa las canciones nuevas (las impares) con las clásicas (las pares), Billy Corgan se dedicó durante hora y media larga a airear a grito pelado su propio fracaso en una de las bajadas de pantalones más notorias de la historia reciente, merced a un regreso tan esperado y necesario como el de Guns ‘n’ Roses. Lo mejor: “Today” (la segunda) y la capacidad de Corgan para elegir bajistas. Eso se llama distraer la atención…

J31, 1:15. The White Stripes. Puede que la fórmula haya dado ya de sí, pero hoy por hoy The White Stripes continúan siendo una anomalía de lo más refrescante. Con un escenario en rojo y blanco, un Jack White hiperactivo - aunque con ciertos problemas de voz - ejerciendo de frontman absoluto y una Meg White destilando clase en cada baquetazo, el de los hermanos White fue uno de los conciertos más entrañables (palabra odiosa pero ajustada) y divertidos de todo el festival. Por la profesionalidad y cortesía sureña de Jack White, por esos juegos de miradas, por esa complicidad y por canciones como “Jolene”, “Dead leaves in a dirty ground” o el apoteósico final con “Seven nation army”. Muy majos.

V1, 21:20. The Fall. Para un profano como yo, Mark E. Smith es un señor gruñón que escupe más que canta. Conocer su discografía es un trabajo en sí mismo, aunque no saberse más de dos canciones de las que sonaron no tenía demasiada importancia, porque en ningún momento faltó la sensación de estar ante un grande. Ya quisieran muchas bandas de jovenzuelos pretendidamente airados tener un tercio de la rabia y la energía que tienen dicho señor gruñón y su banda. Toda un conciertazo, toda una lección. A investigar se ha dicho.

V1, 0:00. Modest Mouse. Menuda cagada meter a Modest Mouse en el tercer escenario del festival. Las apreturas, los guiris borrachos y un sonido demasiado débil para disfrutar de la contundencia de su repertorio - aumentada gracias a la presencia de dos baterías - dejaron una ligera sensación de coitus interruptus. Como si fueran conscientes de ello, parecía que la banda tampoco quería forzar demasiado la máquina, e incluso “Float on”, el jitazo de la noche, sonó un poco a medio gas. Habrá que esperar otra oportunidad.

V1, 2:00. Los Planetas. Convertidos ya en clásicos de por aquí y con un “La leyenda del espacio” que sigue creciendo escucha a escucha, la gran cuenta pendiente de Los Planetas es conquistar al público foráneo. Jugando en campo contrario, Los Planetas dieron un concierto mucho más que digno, tocando casi todo su último disco para empezar (grande “Deseando una cosa”) y dejando la ristra de hits para el final. Y es que siempre es un placer volver a escuchar himnos generacionales como “Segundo premio” (qué grandísima es esa canción, por dios), “Corrientes circulares en el tiempo” o una maravillosa “De viaje” que sirvió para cerrar la noche.

S2, 20:15. Architecture in Helsinki. Otra gran cagada: poner a AiH a tocar a primera hora. AiH son como unos Arcade Fire hipervitaminados y encantados de la vida, y mientras se sucedían los temazos era imposible no pensar en lo divertido que habría podido ser aquello de haberse celebrado a una hora más intempestiva y con alguna(s) cervecilla(s) en el cuerpo. Aún así, era imposible no saltar cuando sonaron “Neverevereverdid”, “Wishbone” o “Do the whirlwind”. Otro que habrá que dejar para un mejor momento.

S2, 21:20. Patti Smith. Siempre da resquemor ir a un concierto destinado a promocionar un disco que todo el mundo sabe que es una mierda, pero si algo le sobra a Patti Smith son historia y tablas. Así, entre una totalmente innecesaria “Gimme Shelter” y una curiosa aunque inane “Smells like teen spirit”, llegaron las canciones clásicas para recordarnos que estábamos ante un pedazo de historia hecha carne y voz. Una voz capaz de sonar herida o furiosa a su antojo, y una gran dama que se puede permitir soltar arengas antibélicas sin que suenen panfletarias u oportunistas, porque ella ha estado ahí desde el principio, haciendo historia gracias a canciones que son leyenda, como ese “Gloria” que reservó para el final. Respeto.

S2, 23:35. Sonic Youth performing Daydream Nation. Significativo el momento en que Thurston Moore se puso las gafas de ver de cerca mientras hablaba del momento en que compusieron su disco más valorado. Han pasado 20 años y canciones como “Teenage riot” o “Eric’s trip” siguen igual de vigentes que en el momento en el que se publicaron. Pues eso, maestría, aunque algunos no terminemos de tener muy claro eso de oír un disco tocado en directo de cabo a rabo.

S2, 1:20. Buzzcocks. Ays, cuánto daño hacen las imágenes. Ves a un Pete Shelley con un sorprendente parecido con Luis Aguilé y a un Steve Diggle que parece una parodia del rockero de "Love Actually" (niños, no compréis drogas…) y se hace difícil evitar la sensación de estar ante un sketch de Little Brittain sobre una verbena en un club de jubilados del punk. A pesar de confundir energía con volumen – aquello era un mazacote sonoro -, la chavalada se lo pasó teta pogueando y celebrando sobre todo las canciones del maravilloso “Singles going steady”.

S2, 2:20. Wilco. Ya avisamos que Jeff Tweedy no se anda con tontadas. A un volumen bajo y con la carpa dance sonando de fondo, Tweedy y su grupo revisaron gran parte de “Sky blue sky”, su primer disco que despierta dudas. Técnicamente irreprochables, Wilco son ahora mismo una maquinaria perfectamente engrasada, capaz de trasladar de forma admirable todos los matices de sus discos a un escenario. Sin ninguna referencia a “Being there”, los mejores momentos vinieron con la apertura con “You are my face”, la tremenda “Spiders (kidsmoke)”, la estremecedora “Via Chicago”, la deliciosa “Jesus, etc.” y la trotona “I’m the man who loves you”, una canción que cada vez estoy más convencido debería ponerse en cualquier boda que se precie.

3 comentarios:

Rfa. dijo...

Bravo, n. Como siempre, tu capacidad de observación y ese don que tienes para escoger el adjetivo adecuado han conseguido que no sólo me parezca haber estado en el festival, sino algo mucho más difícil: haberlo comprendido y tener una opinión sobre él.
Me han dado envidia casi todos los grupos que viste, la verdad. ¿Por qué carajo no fui a ese festival? Maldito sea yo mismo...

Walter Kung Fu dijo...

Yo ya estoy resignado a no ir nunca en mi vida al Primavera Sound. Este año me inventé aquello de que el cartel no estaba a la altura.

Gracias n. por hacernos partícipes a los desheredados. Me quedo con The Fall, Buzzcocks, The White Stripes y Los Planetas. Lástima que el sonido fallará al final.

d. dijo...

Muchas gracias, n., por tu crónica didáctica. Un detalle: ¿qué hay del esperado directo de Built to Spill? Finalmente, gracias por poner un poco en jaque la boutade esa del Don't look back: toda una paradoja lo de interpretar un disco de cabo a rabo. Supongo que puede acabar en lo mejor y en lo peor. Nos haría falta un Thurston Moore para que nos contase qué piensa él: ¿nostalgia o reinvención? Yo, como tú, no lo veo claro.