Polémica piscinera
Los madrileños se debaten estos días por un tema no poco trascendente en estas fechas: las piscinas. No tanto porque un millón de madrileños carece de una piscina municipal cerca de su casa, sino por las nuevas fuentes construidas en las proximidades del Puente de Segovia.
Ni la municipal ni nada, esto es una piscina en toda regla. Volvemos seguro. Lo malo es lo del agua sucia. Deberían limpiarla. Eso sí nos va a venir de lujo a los vecinos
En Madrid, a diferencia de otras ciudades como Berlín, está prohibido remojarse en las fuentes públicas. Pese al infernal calor que desprenden las calles y aceras de la ciudad, los madrileños no somos dados a chapucear en las fuentes, independientemente de que esté o no permitido. Pero es que estas fuentes del Puente de Segovia, algo más alejadas de las aglomeraciones del centro, cerca del río, con verde alrededor, invitan a todo el mundo a mojarse los pies y a caer entero en ellas de un resbalón. Tal es la atracción que la gente se sorprende cuando la policía le cuenta que no pueden bañarse.
Los ciudadanos se podrán remojar los pies en estos estanques, palabra de Gallardón, hágase su voluntad.
9 comentarios:
El médico me ha dicho que tengo que "nadar o caminar". Y yo pienso que los Consistorios que tanto hacen por el bien de los madrileños se podrían meter la "o" por donde yo me sé y peerla como una "y".
Sería una "primera piedra" de un acto de realismo real, muy de agradecer y mucho más barata que las "primeras piedras" de la Ciudad de la Justicia que nunca existirá y en la que EsperanzaAG ha pulido ya más de 100 millones de euros.
Dicho sea todo con el máximo cariño.
Jajaja, los madrileños regateando con la policía por remojarnos los pies ante la solana infernal mientras los poderosos se van de inauguraciones millonarias de primeras piedras...
Es que no les gusta mojarse, querida Maga. Quizá por eso, en la "primera piedra", con un gasto contabilizado de casi un millón y medio de euros, había una partida de 400.000 euros para paraguas de regalo a cada uno de los invitados.
Un freudiano interpretaría el mensaje como "El que permanezca a nuestro lado, tendrá un buen paraguas para que nuestra justicia no le moje".
O algo así, porque yo de psicoanálisis, cachipún patatero.
Pues no sé qué decir. Como norteña, este debate me resulta algo marciano. Aunque dado que nos estamos oponiendo ahora a una ordenanza del espacio público que prohibe hasta jugar con boomerangs (no he visto un boomerang en Bilbao en mi vida) no me extrañaría que dicha ordenanza también prohiba a los niños y niñas chapotear en las fuentes del Guggenheim (atentan contra la moral, mojados y en paños menores)
Mi querida June, tuve una trifulca de esas en el movimiento vecinal de mi barrio, cuando ayudé a organizar concentraciones para que se hiciera una piscina en la "Escuela de Guerra". Los de la ultraizquierda me acusaban de burgués, porque para ellos la piscina era para refrescarse tomar el sol y ligar. Les tuve que convencer que pedíamos piscina cubierta para hacer deporte (bueno) y para que el número infinito de dolientes de espalda no tuviéramos que desplazarnos kilómetros para hacer lo que nos manda el médico.
Añadí que pedíamos también una piscina abierta al lado, para el verano, que me parecía perfecto que los más jóvenes y no tan jóvenes la usaran para refrescarse, tomar el sol y ligar. Que el placer de los no-ricos forma parte de la lucha de desgaste. Me despreciaron y acabaron por explulsarme (por agotamiento) del movimiento. Plantearon el "deseo combativo": un centro social. Dejaron de tener el apoyo del barrio y al poco se cerró el movimiento.
No hay debates marcianos, sino intereses que no son directamente los tuyos (todavía).
Sí, lo de marciano no pretendía ser despectivo, sino expresar que me suena lejano que el tema de las piscinas y las fuentes sea un debate intenso; pero entiendo perfectamente que lo sea en una ciudad tan calurosa como Madrid. Lo de la piscina me lo contaste en su día y, en fin, encuentro muy lamentable que los movimientos sociales de izquierdas desdeñen a menudo la felicidad y el placer a favor de una estética de lucha y cabreo constantes que no llevan a conseguir nada.
Sabía que tú y yo estábamos de acuerdo. Pero temía que otros malinterpretaran tus palabras.
Reconozco que muchas veces me da vergüenza defender ciertas cosas; por ejemplo, ahora con lo de los asesinatos no selectivos del Estado de Israel. Pero me fuerzo, porque normalmente vivimos de lo pequeño.
Un beso, June
Ni sentarse porque no hay bancos ni remojarse en las pocas fuentes. Si es que nos lo montamos fatal. Hala, tós a las tiendas que hay aire acondicionado.
(Un secreto, Hormiga, en las iglesias vacías y en penumbra se pasa un ratito la mar de bueno con los calores de ahora).
Pero en las calles de Madrid, ni hablar. Que si ponen bancos, los ocupa mala gente.
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