miércoles, 26 de noviembre de 2008

The Fall.

Siempre he pensado que los años noventa empezaron con el vídeo de Losing my religion. Lo cual, desde mi punto de vista, es motivo más que suficiente para gastarse los siete euros que cuesta ir a ver The Fall. ¿Por qué? Porque el mismo director que nos convenció de que una mandolina y Michael Stipe vestido de campesino podían ser cool, nos convence ahora de que La historia interminable todavía mola. El señor en cuestión se llama Tarsem. Y The Fall, su segunda película, es una mezcla de Baraka y El Señor de los Anillos, pero con los personajes vestidos de Reina Amidala. A mí no me gusta la fantasía, no me gustan las películas "de paisaje", no me gustan las superproducciones. Pero me gusta el cine que reflexiona sobre sí mismo, y éste es un buen ejemplo. El verdadero interés de una cinta como The Fall está en que la película se va construyendo delante de tus narices, casi sin que te enteres, a golpe de intuiciones y sentimientos. A veces, señores, la manera de contar un cuento es mucho más sugerente que el cuento en sí mismo.
Artículo relacionado: Tristram Shandy.

5 comentarios:

Centro Picasso Vilnius dijo...

Espero que el guión sea mejor que en La Celda... que me pareció la típica película visualmente redonda pero donde la historia se caía por todos lados...

(Pero tomo nota de la recomendación; ya me han hablado de ella también por otro lado, así que debe de ser buena)

Walter Kung Fu dijo...

Me parece muy acertado tu comentario acerca de que Losing my religion supuso el inicio de los 90s. Está claro que fue un hito.

mikto kuai dijo...

A mi personalmente la película no me entusiasmó, pese a que se deja ver bien -aunque a última hora se me hizo algo cuesta arriba el excesivo metraje-. Quizás porque creo que tiene demasiados lugares comunes, eso sí, también tiene lugares fuera de lo común, y muchas cosas interesantes como la manera de contar el cuento, entrelazándolo con los personajes de manera magistral. No sé, yo salí de la sala con una sensación bastante agridulce.

n. dijo...

The Cell es un truño de proporciones cósmicas, un truño envuelto en celofán bonito, pero un truño al fin y al cabo. Ya sabeis que me fio mucho de vuestro criterio, pero me puede la pereza.

Por otra parte, y como ya hemos discutido en muchas ocasiones, ¿no has defendido en más de una ocasión -contra mi criterio, por cierto- que fue Smells like teen spirit la canción que inició los 90?

Rfa. dijo...

Querido n. yo estoy hablando de vídeos, no de canciones. Está claro que Tarsem es un director con un fortísimo componente estético, y fue con sus imágenes con las que empezó a dejar huella. La estética que inauguró al rodar a R.E.M. en habitaciones austeras, con Michael Stipe aislado frente al muro y personajes teatrales que posaban casi a modo de fotografías, acabó por sentar un precedente archiexplotado en la MTV durante los noventa.
Yo no he visto The Cell. De hecho, ni siquiera tenía muchas ganas de ver The Fall, una película que llega a España con el aburrido reclamo de que está rodada en los escenarios más espectaculares de la Tierra. Pero, como bien apunta Mikto Kuai, la película es todo un prodigio de narración dinámica, con saltos y relaciones constantes entre dos tiempos y dos historias. Si no te molesta demasiado que los árboles hablen y los elefantes atraviesen océanos, merece la pena probar.