Conceptualismo. El encanto de lo conceptual es infinito. Por mucho que evolucione la especie, el hombre siempre será una criatura pensante. Además, la trascendencia intelectual es el único refugio que le queda a los torpes de movimientos: si no puedes bailar en un concierto porque no tienes ni idea, ponte tieso, agárrate la mandíbula con una mano, levanta la ceja y fuma lentamente mientras miras al infinito. Ya verás qué cosquillas sientes en el cerebro. Y pasarás por ser mucho más interesante, seguro.
Integridad. La vieja historia de "todo lo viejo mola más". En estos tiempos tan iPod que corren, lo que se lleva es escuchar sólo canciones sueltas. O sea, que si quieres ser auténtico y rebelde tienes que apostar por discos enteros. Si le cuentas a un adolescente que escuchas más de cinco canciones seguidas del mismo grupo, pensará que eres un loco. Pero un loco íntegro.
Senilidad. No nos engañemos: la mayoría de los tíos que van por ahí tocando álbumes íntegros pasan de los cincuenta tacos de edad. Y encima, se drogaron como gorrinos cuando tenían veinte. ¿Consecuencia? Su cerebro es incapaz de retener más de diez o doce canciones. Podrían estar en un asilo jugando al braintraining, pero en lugar de eso alguien les dijo: "¿y por qué no tocas sólo un disco?". Bingo. Ahora, en vez de usar babero, encandilan a públicos exquisitos.
Afán de lucro. Vas al concierto y después te compras el disco para tener un recuerdo. O mejor aún: primero te compras la entrada del concierto, luego te compras el disco para aprenderte las canciones, y al final te pones en la primera fila haciendo como que te las sabes todas. La cuestión es que el grupo haga doble caja: disco y entrada. ¿Crisis de la música? ¡Giras conceptuales!
Inexperiencia. Aunque no entran directamente en el fenómeno que estamos analizando, también hay grupos que sólo tocan un álbum porque es lo único que pueden tocar. Si sólo tienes un disco... ¿qué vas a hacer? En general, estos conciertos dejan sensación de coitus interruptus porque encima de tener pocas canciones, recortan. Y es que, señores, hay que dejar fuera esos dos o tres temas que siempre sobran en un debut. Lo bueno es que, con un poco de suerte, el grupo crecerá y la experiencia ganará en valor con el tiempo. Yo mismo, alguna vez, he vacilado a la peña con historietas como "yo estuve en el primer concierto de los Strokes".
13 comentarios:
show details 10:19 AM (7 hours ago)
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Pues a mí me parece una mierda. Si hay algo que me mola de un concierto es sorprenderme cada vez que empieza una nueva canción o emocionarme cuando tocan una canción que no me esperaba. Para oir un disco entero, me quedo en casa y me lo pongo.
Pues eso he contestado esta mañana :) Aun así, tengo que reconocer que disfruté bastante el año pasado viendo el Spiderland de Slint en el Primavera, pero es que es prácticamente el único disco que tienen y el único que conozco. Tampoco me importaría ver el Berlín de Lou Reed, pero también pienso que hay taaantas canciones de Lou Reed que me gustaría oir. Me imagino emocionándome cuando empezara "Romeo had Juliette".
Por cierto, me has clavado en tu primera razón, maldito ;)
Estoy con n., así se cargan la emoción de no saber qué canción será la que le corresponda a esos primeros acordes... aixxx, que sensación!!! ... Por cierto, me hizo mucha gracia la razón IPOD jajajaj... la verdad es que eso de tener un disco de seguido y original, como que está dificil...
Saludos sindrogámicos!!!
Yo tengo mis dudas, aunque en principio me decanto por un concierto sin el concepto este, pero me pongo a pensar en por ejemplo Sonic Youth tocando el Daydream Nation como creo que lo hicieron y se me cae la baba.
Yo creo que no es sólo como ponerte un disco, si se lo curran pueden versionarse a sí mismos. Y son discos que normalmente marcaron una época, no son cualquier disco.
Por otra parte, hay ciertos grupos viejunos que ya no tienen un directo tan importante, quiero decir que no se ven igual que antes en su apogeo y estas cosas puede que ayuden, no sé, tengo sentimientos encontradísimos, pese a que si pudiera elegir elegiría concierto sorpresa, pero, ya digo, me atrae este concepto de concierto si es con discos míticos y bandas míticas.
La primera experiencia de este estilo que conocí fue a través del DVD "Trilogy" de The Cure. La concentración de la banda, la emoción de verlos intepretar seguidos "Pornography", "Disintegration" y "Bloodflowers" es total. Cuando es un grupo así el que se ciñe a un concepto, vale.
Luego vino la serie Don't Look Back. Belle and Sebastian hicieron el "If you're feeling sinister" y estuvo muy bien. Les daba oportunidad de tocar (mejor) su mejor disco y además fue un proyecto benéfico. Pero me da a mí que luego empezó la fiebre de tocar el mejor disco entero. Y creo que entonces los casos de senilidad, conceptualismo mal entendido y afán de lucro ganan por goleada. No es que yo experimente una gran sorpresa al ir desgranándose el repertorio, ni que eso sea lo mejor de un concierto. Pero salvo en casos como el de The Cure, prefiero un concierto más libre que uno más atado. Eso sí, a Tortoise me encantaría haberlos visto.
A mí eso me recuerda a la muerte (no la mía, sino la de todo lo otro). Cualquier tipo de "fijación" de algo (disco, cuadro, película), quien lo hace sabe que, si no hay suerte, desaparecerá; si hay suerte, se seguirá oyendo o viendo cuando quien lo hizo ya no esté, o ya no sea capaz de seguir haciendo lo que hizo o le importe una mierda.
(No me discutáis mucho este primer punto, ya sé que todos nos beneficiamos de esos "enlatados", porque entonces no puedo llegar al punto segundo y a la conclusión pesimista).
Si el "fijado" o "enlatado" tiene un recuerdo de la muerte, será la presencia directa y fuerte lo que tiene relación con la sorpresa y la vida.
Si la presencia directa imita el pestazo a muerte de lo enlatado, vamos pero que muy mal. Con independencia de cuál, o cuáles, de la currada lista de Rfa. sean las causantes.
Pues un disco entero lo puedo escuchar en casa y en concierto, no veo por qué tiene que ser sólo en casa… También está la opción de “aleatorio”…
Magapola, yo odio el "aleatorio" ;), me gusta pensar cómo se curra un grupo el tracklist de un disco. Me recuerda al manual para grabar cintas de Alta Fidelidad. Me parecen curiosas las diferencias entre los tracklists cuando los discos se editaban en vinilo, cuando se editan en CD o ahora que, gracias a las nuevas tecnologías, se vuelve más al concepto de canción autónoma. ¿Estarían las canciones de The Joshua Tree en el mismo orden si se hubiera editado en CD? ¿O las del Funeral de Arcade Fire si se hubiera planeado para vinilo?
De la misma forma, también me atrae mucho cómo hacer un tracklist para un concierto. He visto conciertos que han fracasado por errores de ese tipo, y la mecánica es totalmente distinta a la de la secuenciación para un disco. Y volviendo a los conciertos temáticos, si voy a ver a Mogwai una vez en mi vida, me jodería saber seguro que no voy a oir "My father my king". Eso sí, me alegraría saber que voy a oir "Mogwai fear Satan".
Y de paso está la opción de que el público escoja la canción que va a tocar el artista, como hacen Yo La Tengo cuando asesinan a los clásicos.
¡Gracias NaN por la clarividencia!
conceptualismo, ja ja! senilidad qué gran verdad, y somos loshijos de sus coetáneos los que nos encadilamos con esa vieja estrella del rock con cuerpo fibroso...
Lo que está claro es que hay que currarse las cosas y en pocas ocasiones tiene sentido que se toquen las canciones en el mismo orden en que se editó el disco, sea el que sea el aparatejo que lo prroduzca (porque, en el fondo eso como mucho ha quitado nostalgia y melancolía pero no ha variado el resto: el contenido). Personalmente valoro cuando el grupoo opta por hacer una versión en vez tocar el máximo de repertorio propio, me parece algo elegante y un buen guiño al público, que está ahí para algo. Definitivamnete es muy diferente escuchar un disco que ir a un concierto, por eso es intolerable que el técnico quite el sonido-como es moda en los festivales, técnica de lo más agresiva, cual programa de politiqueo-, no respete los ajustes que la banda haya diseñado para hacer más atractiva su música.
Jamás olvidaré un concierto de Belle & Sebastian en que Stuart Murdoch se dedicó a invitar a que los pazguatos de las primeras filas subiesen a destrozar las canciones en el escenario. Tardé casi cuatro años en perdonarles la broma.
Igual que n., yo me tomo muy en serio el orden de las canciones en un álbum. De hecho, considero que los CDs hicieron un gran daño a la música en este sentido, porque la doble cara de los vinilos multiplicaba las posibilidades de sentido.
Nán, tu pesimismo es certero y profundo, como siempre.
El orden para el directo no tiene por qué ser el mismo que el del disco. Puede serlo, pero no es lo más corriente.
Al igual que no funciona el mismo orden en diferentes salas, bien por su tamaño, el tipo de público, el tiempo que haga que no se ha tocado en esa ciudad, la dinámica del tempo del concierto que no tiene por qué ser la misma que cuando estás sentado escuchando, si es cerrada la sala o se trata de un recinto al aire libre, la cantidad de gente que acude, la duración que puede tener el concierto por el tipo de permisos o contrato, si se trata de un festival o no, si es gratuito, es decir masivo y sin un público realmente interesado y normalmente conocedor del repertorio, etc.
También es cierto, como apuntáis, que el mismo orden puede variar según se diseñe para diferentes soportes.
En un vinilo se trataban las dos caras de múltiples formas y se tendía a dar una coherencia determinada a cada una de ellas.
Además solía estar supeditado el orden de la cara A y B al casete. La cara A del casete, por lo tanto también del vinilo, debía medir en tiempo de escucha contando las playas, es decir los intervalos entre las canciones, igual o más que la cara B, ya que si no fuera así, en los "loros" que automáticamente al acabar la cara A del casete reproducían la cara B, si la A duraba menos, la cara B comenzaba con la canción primera empezada.
También, para fomentar la venta del casete se incluían muchas veces canciones extras, normalmente caras B de singles que no entraban en el vinilo y esto obligaba a confeccionar un orden distinto para dar mayor coherencia de escucha al casete.
El Cd, al plantearse como "una cara", también requiere un estudio especial de continuidad de escucha.
Pero una cosa es lo que el creador quiera y otra muy distinta lo que prefiera el oyente. Y para eso tenemos, como también comentáis, la función aleatoria. Por canciones, estilos, grupos, tipos de música, votaciones, cantidad de escuchas, etc...
En resumen, casi mejor que cada uno se trabaje su disco y su directo mientras pueda, ya que dentro de poco se incorporará el random también en el directo y los músicos tocarán lo que el público vote en ese momento.
Yo pediré que toquen alguna canción en reverse para molestar.
En estos tiempos de lo efímero, incluidas las bandas musicales de casi dos discos, no veo mal la aportación para la recuperación de un clásico. La celebración de esta obra, de por sí enlatada y cerrada en un medio físico, en directo puede ser también muy emotivo. O eso espero.
Aquí se están cruzando diferentes conversaciones y todas interesantes.
Sobre el orden de las canciones, he de reconocer que he usado mucho el modo aleatorio, para no aburrirme, pero hay discos con los que era impensable, porque tenían ese carácter de conceptual que, dice bien Rfa, tiene mucho encanto, y si les cambiaba el orden a las canciones sentía que me cargaba el espíritu y el mensaje de la obra.
Respecto a los conciertos, en principio prefiero yo también no saber de antemano, adivinar la siguiente canción por los primeros sonidos, o ser sorprendida por una versión inesperada. Pero luego pienso, y os pregunto a vosotros, ¿qué me decís de, por ejemplo, un directo de "The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars"? De principio a fin, ¿no sería genial?
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