Sesión doble: Control / 24 hour party people

“Control” relata el auge y caída de Ian Curtis, líder de Joy Division, centrándose principalmente en los conflictos derivados de su doble relación con su mujer Debbie y su amante Annik, hasta acabar con su suicidio con tan sólo 23 años.	“24 hour party people” cuenta el auge y caída de Madchester, desde el post-punk primigenio hasta la llegada del acid house y la espiral de drogas consiguiente, todo visto a través de los ojos de Tony Wilson, fundador de la discográfica Factory y el club The Hacienda.

Tony Wilson aparece de vez en cuando, y simplemente parece un buen tipo. De hecho, excepto el propio Curtis y su mujer Deborah – autora del libro en que se basa la película –, el resto de personajes son un poco comparsas. Menos los futuros New Order, que son algo tontos y cabrones. Que tenga cuidado Anton Corbijn de no cruzarse con Peter Hook en un callejón.	Tony Wilson es una especie de demiurgo cínico y brillante, el hombre detrás de la cortina capaz de capturar el zeitgeist y entregarlo al mundo por pura filantropía. El resto de personajes – especialmente los Happy Mondays – son algo caricaturescos, lo que sirve para enfatizar los aspectos más frívolos de la historia.
No da ninguna rabia no haber conocido el Manchester de finales de los 70 y principios de los 80, una ciudad tan gris y opresiva como el ánimo de un Ian Curtis en sus horas más bajas. Lo que da envidia es no haber podido vivir en directo el nacimiento y crecimiento de uno de los mejores grupos de la historia.	Da cierta envidia no haber vivido en Manchester desde finales de los 70 hasta finales de los 80, una ciudad que vivió una de las explosiones creativas más fascinantes de finales del siglo pasado. Eso sí, visto lo visto, uno también se alegra de no haber tenido que sufrir tamaña resaca. Que luego llegaron Oasis, y eso es otra historia.
Está rodada con toda la elegancia que se podría esperar de Anton Corbijn (fotógrafo habitual de U2 y Depeche Mode) y, aunque está bien narrada y resulta emocionante por momentos, no cuenta nada que no hubiéramos podido leer en un artículo largo de Rockdelux o en uno de aquellos “amores difíciles” de El País Semanal.	El estilo narrativo es bastante desestructurado, convirtiendo la película casi en una sucesión de anécdotas que podrían haber salido de las batallitas que contaran sus protagonistas en un bar. Eso sí, siempre bajo la máxima de Ford: “si hay que elegir entre la verdad y la leyenda, imprime la leyenda”. Incluso aparece Dios haciendo un cameo. Eso sí, con la cara de Tony Wilson.
Es una buena película, y nunca está de más celebrar la obra de uno de los pocos grupos que han cambiado la historia de la música. Rhino acaba de publicar un recopilatorio del grupo para aprovechar el supuesto tirón de una película que todavía no tiene fecha de estreno en España. Aun así, si se desea descubrir a Joy Division, un pequeño consejo, basado en los precios de la Fnac: The Best of Joy Division (2008): 18,95 euros Unknown pleasures ( 79) + Closer (80) + Substance(88) = 23, 85 euros	Es divertida, y sirve para celebrar una ciudad y una gente que cambiaron la historia de la música. Hay una banda sonora editada por London Records, pero para hacerse una idea más completa se recomienda escuchar: Sex Pistols – Nevermind the Bollocks Buzzcocks – Singles Going Steady Joy Division (mirar la otra columna) New Order – Movement; Power, Corruption and Lies y Technique A Certain Ratio – I’d like to see you again Happy Mondays – Pills, thrills and bellyaches 808 State – 90