martes, 19 de junio de 2007

El deporte vende vs. los deportistas se venden

¿Veis la televisión? Yo poco, pero cada vez que la veo me trago un huevo de anuncios, lo cual no me disgusta del todo, porque cada vez son más elaborados. Hay uno que me gusta mucho: el del hombre sentado en la mesa del restaurante al que se le empieza a mover el pelo con un brisa que viene del ventilador que tiene por acompañante de mesa. Anuncia las Páginas Amarillas y lo curioso es que no ha recurrido a un deportista como protagonista del mismo.

Y es que cada vez más las empresas recurren a este tipo de individuos para patrocinar sus productos. ¿No estáis hartos, pero hartísimos, de ver a Pau Gasol en los anuncios? Yo ya he perdido la cuenta. Y es que tu marca se asocie al deporte no sólo vende sino que además pareces bueno. Pero que las empresas te quieran engañar en los anuncios es criticable pero hasta cierto punto aceptable. Lo que me chirría moralmente hablando es que el propio deportista quiera asociar su imagen y su carrera deportiva a marcas tan discutibles como Repsol, Banco Popular o Telefonica (sin tilde). Claro que siempre hay quien hace anuncios destinados un público infantil como las natillas Danet, que a fuerza del ¡repetimos! Ronaldinho no solo habrá ganado una pasta sino también nos kilitos (o eso dicen).

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Gasol? Pues Gasol al menos mueve la cara cuando habla, porque el que sí que está en todas partes es Alonso, y no me niegues que Alonso es menos expresivo que Steven Seagal cabreado ;)

Rfa. dijo...

Lo curioso del asunto es que deben de incluir a los deportistas en la partida de creativos, y a éstos los mandan a paseo. Si os fijáis, el prestigio de la estrella de turno es inversamente proporcional a la originalidad del anuncio. O lo que es todavía peor: inversamente proporcional a la coherencia de la campaña. Ya que mencionas a Fernandito, Superflicka, me viene a la cabeza el último anuncio de Mutua Madrileña. En el spot aparece Alonso dormido como un tronco mientras alguien le ilumina la cara con una linterna. La idea es transmitir sensación de seguridad: duermes como un lirón porque no hay nada que te preocupe. Pero a mí, la verdad, me genera un tremendo acojone. Por muy buenos que sean en Mutua Madrileña, yo no quiero que se meta gente en mi habitación a apuntarme con una linterna en cuando cierro los ojitos. Sólo de pensarlo me dan ganas de pasarme a Línea Directa.

Anónimo dijo...

Jajaja :D, has dado en el clavo: no he nombrado a Alonso (¡ahgggg!), porque no le soporto, tiene una cara de plástico y no sé cómo a las chicas les puede parecer guapo. Y por favor, ¡Steven Seagal!, ¡lo más hortera del mundo! Jajaja, me has hecho reir.

Álvaro dijo...

Totalmente de acuerdo. Lo que también se vende es la dignidad de la gente que parece que desaparece cuando acude a un partido de fútbol.. Claro, que generalizar no es bueno...

Hans dijo...

"...que las empresas te quieran engañar en los anuncios es criticable pero hasta cierto punto aceptable. Lo que me chirría moralmente hablando es que el propio deportista quiera asociar su imagen y su carrera deportiva a marcas tan discutibles como Repsol, Banco Popular o Telefonica (sin tilde)."
Querida Magapola,
¿hay algo que te haga pensar que un/los deportista/s están dotados de alguna suerte de 'plus' moral? A mi no me sorprende NADA que se vinculen a cualquier cosa (no sé, btw, qué tienen de especialmente reprochable las compañías que mencionas. Sobre todo la de crédito :-D) dado que son los tipos que han emputecido (y disculpa la manera de señalar) algo que precisamente debería ser noble o elevado. Pienso en los deportistas de principios de siglo y del debut del neo-olimpismo: cobrar por competir daba lugar a la descalificación: ése es el modelo deseable. Lo demás, filfas. Si hay alguien a quien NO podemos constituir en paradigma positivo de nada en este momento es a los deportistas profesionales de disciplinas masivas: no hay excepción a la norma de indeseabilidad bien untada de pasta.
Gasol -y en general los baloncestistas- me cae/n mejor, pero creo que no hay un solo futbolista que se salve de la quema ética. Peseteros asquerosos (y encima con mal gusto, jugando al pelotón).
P.S: Me solazo constatando el cumplimiento de la norma de "crítica sistemática de Alonso": es un tipo que concita un unánime desprecio. Personalmente, sólo creo que es un excelente piloto, y el que niegue eso no tiene ni idea de automovilismo -en general- y de F1 -en particular- . No quiero que sea mi amigo, irme de copas con él o conocer su opinión acerca de Wittgenstein (en el supuesto improbable de que la tenga). Como me encanta el automovilismo, tomo su existencia en consideración, y sobre la base de ello, afirmo que me gusta como conduce, y punto. Nada más de él me interesa.

Anónimo dijo...

El plus moral del deportista es el que le crean los demás y él mismo acepta: el deporte es bueno, es sano, si un niño no lee no pasa nada, ¡pero que no haga deporte es un pecado! Cuando Alonso va por ahí dando clases de conducción (¡!) a los niños ¿no se está erigiendo en símbolo de la juventud? El que te cuenta cómo conducir bien y al que debes de hacer caso ¿puede decirte luego que te hagas socio de Telefonica?

Anadja dijo...

Estoy con Magapola, los deportistas, son los ídolos infantiles por excelencia, por tanto, cuidadito con su imagen y con lo que anuncian. Es el mismo tipo de "responsabilidad" que se les exige, por ejemplo, a ciertos presentadores de informativos. Quien te cuenta con presunta objetividad lo que sucede en el mundo, no debería anunciar despreocupadamente ING Direct (ay Matías, ay)... A menudo todos tienen contratos con claúsulas que les impiden hacer publicidad, y no me parece una mala medida, lo cual, no implica, por supuesto, que los informativos no estén completamente desvirtuados.