Copy&Paste: Rockdelux Weekend
The Wedding Present, Eef Barzelay, Nacho Vegas & Christina Rosenvinge y Kurt Wagner.
Ya se conocen los primeros datos del Rockdelux Weekend, que se celebrará entre los días 18 y 21 de octubre en Madrid, Barcelona, Valencia y Palma deMallorca. En el festival organizado por la revista barcelonesa, participarán The Wedding Present, que presenterán íntegramente su álbum George Best, ya estamos, del que se conmemoran los veinte años de su lanzamiento. También cristaliza la colaboración de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge, y además actuarán Eef Barzelay (Cem Snide) y Kurt Wagner de Lambchop.
It sounds great!
8 comentarios:
¡Dios mío! ¿Qué está pasando en el rock? ¿Por qué el festival que organiza la revista musical más vanguardista se nutre exclusivamente de experimentos con viejas glorias? Los Wedding Present tocando un disco de hace veinte años, el cantante de Clem Snide cantando canciones de su anterior grupo, y Nacho Vegas mezclado con Cristina Rosenvinge. Supongo que el planteamiento está bien, por eso de experimentar, pero no nos engañemos: en el fondo son los mismos ingredientes de siempre.
Pero molan.
No te entiendo Rfa., no se que hay de malo. Yo me vería todos los conciertos.
Siempre me ha llamado la atención la forma en que los críticos más viejos hablan de los festivales de los ochenta. En aquella época, los festivales eran acontecimientos únicos con un pretexto social, rollo Live Aid.
A continuación llegaron los noventa e irrumpió en nuestras vidas un nuevo tipo de festival, reflejo de las tendencias musicales de la época. El dinero que los músicos dejaron de ganar por los discos que la peña se bajaba de internet, lo recuperaron haciendo giras festivaleras. Y acabamos con miles de citas clónicas repartidas por la geografía europea. El mismo grupo tocaba hoy en Benicassim, mañana en Portugal y pasado en Reading.
Ahora parece que los organizadores más avispados empiezan a plantearse una nueva vuelta de tuerca. Supongo que ya no quieren dar el mismo espectáculo que los demás, conscientes de que en el fondo es intrascendente. ¿Y qué hacen? Pues tiran de enfoques innovadores, casi siempre a partir de grupos que se miran el ombligo.
No me malinterpretes mal, querido Walter. No pretendo criticar. Más bien señalar que se está operando un cambio, que hay una cierta tendencia en determinados eventos, o medios, o lo que sea, a cambiar el panorama. A partir de aquí, discutir si eso mola o no mola es algo que queda para el debate.
Evidentemente el cambio ya ha sido, la tecnología ha hecho mella en la industria discográfica, entre otras, no tanto en los 90s como en esta década. Por tanto, los grupos necesitan de los conciertos para sobrevivir, que ya es bastante tal y como está el patio.
Pudiera entenderte, pero es que no me parece ningún desacierto ni disparate la celebración de este tipo de eventos. Es curioso antes nos quejábamos de que no había festivales y ahora de que hay demasiados.
Las viejas glorias son las que más gente atraen porque, yo creo, antes había un público más fiel... Ahora somos todos muy veletas...
Con respecto al Rockdelux Music Weekend hay que decir que el anticipo del cartel no se puede decir que sea muy arrollador, aunque seguro que está bien. Un poco en la línea del del año pasado. Un finde de buena música sin estrellazas. Por coherencia igual se tenían que traer a los que han sido nº1 el año pasado en sus listas o los que parece que vayan a serlo este, pero supongo que no se puede, el caché es el caché.
Con respecto a los festivales, estoy más con Rfa. Son demasiados festivales de rock en un país donde el rock no importa casi nada. Y la consecuencia es la pérdida de interés de la mayoría de las propuestas, la indistinguibilidad entre unos y otros, y que dé igual al final 8 que 80. Iba el otro día por el barrio con mi chica (hacia casa, Walter, hacia nuestra casa) y recogimos un Mondosonoro especial de festivales. Y resulta que era un libreto como de 60 páginas, repleto de festivales de cabo a rabo. Habría que contarlos pero cuántos habría: ¿200, quizás? Una exageración.
¿Una exageración?
No entiendo nada... Estoy con Walter, antes nos quejábamos de que no había festivales, de las pocsa posibilidades que ofrecía nuestra ciudad de escuchar música en directo...
Es verdad que normalmente un concierto festivalero no tiene nada que ver con un concierto al uso, empezando por la duración, pero yo me alegro de que los amantes, tanto de la buena música, como de la jarana (para qué nos vamos a engañar), como de ambas cosas, dispongan de más citas cada año que pasa.
Y celebro que mi desgastada Madrid cuente ahora con eventos como el Wintercase y el Summercase, ambos festivales dignos (por detrás del Primavera, claro, que siempre va un par de años por delante).
Y me alegro de la cantidad de festivalitos que proliferan por nuestro país, no es justo que todo se cueza en Madrid y en Barcelona. Y, ¿qué más da que algunos sean clónicos? ¿Por qué no tomar esto como un nuevo concepto de giras de varios grupos conjuntas, o de gira de una banda que se entrecuza con la de otras en algún punto de nuestra geografía?
Si los músicos tienen más tiempo para girar en verano y deciden tocar en un festival en cada pueblo de España, en vez de celebrarlo, nos ponemos una pinza en la nariz, nos llevamos la mano a la frente y suspiramos, ¡venga hombre! (siento ser tan agresiva d., ya sabes que soy perro ladrador,je)
Yo nunca hablaría de exageración, en todo caso de buen síntoma.
Pues no sé, Anadja: ¿tú ves que a lo largo del año vengan muchos grupos a tocar a España? O mejor, ¿viene ese grupo que a tí te apetece? Porque yo siempre me quedo con las ganas. Y es que me da la sensación de que lo que tenemos aquí es un bosque que no deja ver los árboles. Un bosque de festivales, digo, que no creo que ayude a que mejore la presencia musical en este país (no sé muy bien lo que quiero decir con "presencia musical", pero tú me entiendes). Los proyectos interesantes (Primavera en Barcelona, Tanned Tin en Castellón, South Pop en Sevilla, Contempopránea en Alburquerque, hay más...) acaban surgiendo de personas que tienen interés genuino por la música, aunque no se deje de lado el aspecto comercial. Lo demás es apuntarse al rollito del festivaleo, que está financiado, permite que nos vayamos todos de fiesta y da mucha pasta.
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