lunes, 5 de noviembre de 2007

La ampliación del Museo del Prado.

El Museo del Prado se ha puesto de largo y todos nos morimos de curiosidad por saber qué tal le queda el maquillaje. Yo, como soy un chismoso, me planté a cotillear el primerísimo día. Y al margen de los topicazos sobre el cubo de Moneo y el sospechoso parecido con un pabellón de deportes, tengo que decir que la balanza se inclina hacia el lado de la complacencia. Sí, me gusta el Nuevo Prado. Me gusta a pesar de que se han inventado una puerta principal –la de los Jerónimos–, que no pasa de puerta trasera con ínfulas de gran portalón. Y me gusta también a pesar del rojo chillón con el que han pintado la Rotonda de las Musas. Me gusta, digo, porque se han marcado la chulería de recuperar el antiguo claustro del monasterio (posiblemente la iglesia más fea de Madrid) y lo han convertido en un mero sitio para estar. Así, sin más, perfectamente inútil. Un capricho innecesario, lo sé, pero… ¿acaso no es así como tienen que ser los caprichos?
(Para saber lo que pienso de la exposición con la que han llenado las nuevas salas, recomiendo leer mitte).

8 comentarios:

Walter Kung Fu dijo...

Soy de los que piensa que El Prado merecía un edificio más solemne y vistoso para su ampliación. Éste, sin embargo, me recuerda demasiado al teatro de donde vivía antes como para que me guste. En cualquier caso, tengo pendiente su visita, no necesariamente para ver esta primera exposición, la cual tampoco parece suscitar en mi suficiente interés como para permanecer demasiado tiempo haciendo cola.

Anónimo dijo...

Posiblemente iré mañana, y pasado a la March. O al revés.

Pero hace unos meses estuve en unos días de preestreno. Le di nota alta. A diferencia de Walter, creo que no se debe competir con solemnidad con lo que es antiguo y solemne. Y abomino bastante de la arquitectura que se parece a la escultura fallera, ad maior gloria autoris. La sobriedad de Moneo me encanta: ha hecho en realidad un edificio para descargar el edifico central y antiguo de espacios necesarios para un museo.

Además, creo que en Arquitectura (pero no solo en ella), uno se la juega en la macla o en el modo en que enlazan las partes diversas. Por arriba, ese jardín que parece un río que da en el botánico es genial. Te sientas allí en un reborde de piedra y eres feliz, sin darte cuenta de que estás en el enlace superior que "hacía falta".

Así que iré mañana o pasado mañana, ahora que está acabado de verdad y seguro que me va a gustar. ¡Ah! y el portalón de autoridades (Cristina Iglesias) se ve muy bien desde ese jardín y es una escultura bellísima (esa guinda que rompe el bienhacer de Moneo, pero que se agradece el detalle, oiga).

Rfa. dijo...

En realidad, NàN, el portalón al que yo me refiero no es el de Cristina Iglesias, sino el que hay justo debajo del parterre. Es decir: toda la entrada nueva. Cuando vienes caminando desde el Ritz, te das cuenta de que el acceso natural al museo es por la puerta de Goya, y que lo nuevo se queda demasiado encajonado, demasiado "puerta trasera".
Lo del parterre me gusta, pero no alcanzo a comprender qué ha querido hacer Moneo con el ábside central, el que marca la Rotonda de las Musas. ¿Por qué lo ha dejado abierto? ¿No habría sido mejor vestirlo un poco más? Una vez más, la sensación es de patio de luces.
A mí la arquitectura de Moneo cada vez me atrae más. Me gusta mucho el ladrillo y me gustan las columnas. Creo que es muy interesante el juego que se crea ahora entre este edificio, el de Villanueva y la estación de Atocha.

Anónimo dijo...

Voy a juzgar sin saber (porque sólo lo he visto en un reportaje en la tele), pero creo que el nuevo Prado podría gustarme. Si os acordáis, la pirámide del Louvre fue considerada una herejía en su momento, y ahora nos parece perfectamente integrada. Estoy de acuerdo en que intentar hacer algo "similar" a lo que ya había hubiera quedado ridículo. Así, que aunque sólo sea, aplaudo el atrevimiento de Moneo :)

Anónimo dijo...

Me han hablado muy bien, y después de leer vuestras opiniones no tengo duda: una ampliación exitosa.

d. dijo...

Pues yo sin haber visto más que las fotos de la página del Prado (son muchas), no me quedo tan contento. Si uno se fija hay muchas fotos que miran desde dentro de la ampliación hacia el edificio antiguo, lo cual está bien por respetuoso. Pero salvo lo del claustro ---que sí me parece muy bien--- el edificio nuevo no puede ser más tosco. En fin, menos mal Rfa. que te gusta el ladrillo, porque si no en Madrid...

Anadja dijo...

Yo también estoy deseando acercarme, sólo he visto el edificio por fuera, y no reparé en el parterre del que hablan rfa. y nán... Fue hace meses, quizá aún no existía.
Y aunque también me parece loable el intento de 'no hacer algo similar', de Moneo, he de reconocer que también tengo mis prejuicios con el ladrillo... Y no ocultaré que, en la línea de los topicazos que citaba rfa. en su entrada, mi amiga Kagliostra (cantante de Solletico) y yo, exclamamos al verla:¡Pero si parece la biblioteca de Sanse! (San Sebsastián de los Reyes, se entiende)

Con sinceridad, no tengo ni idea de arquitectura, y no juzgaré el edificio sin verlo por dentro. Y si es tan funcional como la biblioteca de Sanse, perfecta para estudiar, seguro que me gusta.

Anónimo dijo...

Desde el punto de vista de la arquitectura, es un desastre compositivo indigno de la fama que tiene Moneo. En el interior se compensa, no sé si lo suficiente...