miércoles, 2 de febrero de 2011

También la lluvia


A También la lluvia se la ha tachado de infantil, pero también son infantiles la inmensa mayoría de las películas que se hacen en Hollywood y nadie dice nada. Si por infantilismo queremos decir que no hay confrontación de posiciones opuestas sí, entonces es infantil hasta la médula porque no cuestiona nada: da una visión muy concreta de lo que ocurre, no hay medias tintas. El fuerte de esta película lo encuentro no tanto en el retrato de opresores y oprimidos, sino en haber sacado como actualidad palabras que parecen de otras épocas, de otros mundos. De que en contextos diferentes o parecidos, qué más da, nada cambia para una especie, la humana, insatisfecha en su deseo de posesión.

A falta de que lo hagan los políticos, ¿no os parece que últimamente España necesita a su cine para saldar cuentas con su historia? No me parece mal, pero cada vez la currada ha de ser mayor para poder contar algo nuevo o de forma diferente.

Os dejo el trailer:

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que gana.

Rfa. dijo...

A mí la idea de la película me gustó: confrontar dos maneras de explotación de un mismo país, con cinco siglos de diferencia. El problema es que los conflictos son tan tremendos que al espectador medio acaban por resultarle lejanos. Una cosa es que los bolivianos estén hechos polvo y los españoles no se solidaricen. Ahí me puedo identificar. Pero lo que cuenta la película no es eso. Lo que cuenta es que los bolivianos están haciendo la revolución, esa cosa tan sangrienta y decimonónica, y los españoles no se suben al carro. Creo que es un dilema desproporcionado. Una cosa es ser solidario y otra cosa es montar la barricada y liarla parda contra los antidisturbios. A lo mejor es que soy burgués, pero desde luego me da la impresión de que a Icíar y a Paul se les ha ido la mano. Aun así, creo que la peli está bien. Además, desde que hice un trabajo para la universidad me interesan bastante los españoles que se opusieron a la política colonialista. En la película sale Bartolomé de las Casas, pero mola mucho más Vasco de Quiroga.

Anónimo dijo...

No sé si te estoy entendiendo bien, Rfa. Creo que dices que la película fuerza a los protagosnostas españoles a un dilema: unirse o no a una causa ajena que supone casi una peuqeña batalla y que eso es desproporcionado. Yo lo que creo es que ese dilema que pauntas es simplemente una excusa para trasladar la enorme desproporción de los intereses y las luchas diarias que tenemos unos y tiene otros. Mientras que unos luchasn contra las dificultades de sacar adelante una película, otros luchan por sacar adelante su propia existencia.

Así contado el argumento no parece gran cosa y sí que es desproporcionado. Pero esta película no pone sobre el tapete quién es bueno o quien es malo aunque ninguno se una a la causa del otro, pero no puedes menos que plantearte un montón de cosas por ello.