Los indies y el Carrusel Deportivo.
El rock & roll se inventó para que los jóvenes nos sintiésemos diferentes. Hace cincuenta años, después de la Segunda Guerra Mundial, los teenagers empezaron a preguntarse dónde estaba su sitio y alguien les contó que en una tienda de discos. Ahí empezó todo. En aquellos primeros años la única diferencia importante que había que marcar era de carácter generacional, pero con el tiempo la cosa ha cambiado y se ha vuelto bastante más retorcida. Ahora, cuando decides que un grupo te gusta, no sólo lo haces porque a tu padre le horroriza, sino también porque le horroriza a tu compañero de clase. En un mundo uniformado, el placer de sentirse diferente es impagable, ¿a que sí?. El problema surge cuando la diferencia se convierte en otro uniforme, cuando hay un montón de gente que no sólo tiene los mismos discos que tú, sino que también lee los mismos libros, ve las mismas películas y dice las mismas chorradas. En España, el fenómeno se vuelve especialmente interesante con los indies y todo lo que les rodea. El indie español es una versión discotequera del pedante de toda la vida. Por lo general, un personaje arrogante y estirado que mira con desprecio cualquier forma de entretenimiento popular que no sea cool ni tenga un poso cultural reseñable. O sea, que si te gustan los Interpol lo más probable es que no te guste el fútbol ni Gran Hermano. Por eso me ha llamado la atención el nuevo disco que acaban de sacar los del Carrusel Deportivo de la SER. Ojo a la lista de grupos: The Killers, The Frattellis, MGMT, Kaiser Chiefs , Kings of Leon o Bloc Party. ¿Qué significa esto? A bote pronto se me ocurren tres respuestas. Una: que a los gañanes futboleros también les gustan las cosas con pedigrí. Dos: que las cosas con pedigrí, en el fondo, son tan estúpidas como el fútbol. Y tres: que el fútbol mola tanto como Bloc Party. Y a vosotros... ¿qué respuestas se os ocurren?
Artículos relacionados: Compartir música.
4 comentarios:
Posiblemente a estos expertos periodistas deportivos del Súper-Carrusel-Ser les habrán recomendado sus 40-Amigos-Superseres-Principales por aquello de la incidencia casual de beneficios editoriales o algún otro intercambio de interés circunstancial con alguna de las Brillantes-Súper-Discográficas-Afines que alimentan a tanto grupo pintón, honorable y, por qué no, futbolero.
Jaja, es verdad, más de una vez me ha sorprendido la selección musical del Carrusel. Pero en realidad no debería.
Yo me decanto por una cuarta explicación, y es que a cada uno le gusta lo que le da la gana, sea o no cool. Si fuéramos más sinceros veríamos que los gustos no van en pack, eso es una imposición cultureta. Aquí (Liverpool), por ejemplo, los bares y salas de conciertos cool no están poblados de gafapastas, sino de nocheviejeras de saldo y su equivalente masculino.
Volviendo al Carrusel, uno de ellos publica en breve un libro de poesía. Se puede ser futbolero y poeta? Por qué una de las personas más inteligentes y cultas que conozco se engancha siempre a Gran Hermano? Ah, misterios de la mente humana...
yo creo que la diferencia estuvo en que por primera vez en la historia los adolescentes y jóvenes tenían unos billetes en el bolsillo (vía trabajo sin entregarlo todo a los padres o vía padres a los que les sobraba para dárselo).
Y el sector juvenil fue elegido como target de consumo para traspasarlo de sus bolsillos a las cuentas de resultados.
El resto es consecuencia de las artes diferenciadoras de las empresas que proponen el consumo y de las ganas de follar de los jóvenes, que se facilitaban o no según el grupo al que pertenecieran (por las leyes de la aleatoriedad).
El resto es una historia mucho más alegre que cuando los jóvenes no tenían poder adquisitivo.
Vaya, soy gañán futbolero y además me gustan los mismos grupos que a todo el mundo (incluidos los del Carrusel). No sé si poner la otra mejilla, no sea que me acaben de volar las gafas de pasta...
Publicar un comentario