Kendrick Lamar lanza disco sorpresa, ‘GNX’
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Kendrick Lamar acaba de lanzar un disco sorpresa titulado ‘GNX’. Era lo
último que nos esperábamos hoy. El disco es el primer lanzamiento oficial
del rap...
Hace 18 horas
5 comentarios:
El verano de hace muchos años, 2 o 3 veces por semana íbamos los primos (yo era de los "pequeños", unos 10 años, los mayores iban con su novio o novia, y tenían unos 20 años) al cine de verano de un barrio cercano que estaba unos 2 kilómetros campo a través y al volver, totalmente oscuro salvo por un par de linternas para un grupo de más de veinte, todos queríamos ser el primero en ver pasar la lucecita del Sputnik. ¡Qué emocionante que pasara eso, cuando nosotros íbamos con alpargatas de esparto! Pero claro, no era este, ni tampoco el Sputnik 2, con la perrita Laika, pobrecita, que murió enseguida. Porque esos 2 Sputniks se lanzaron en otoño del 57. Sería el Sputnik 11 o el tropecientos, en el 58.
Para nosotros era una luz en el cielo. No recuerdo haber visto una foto (sí que es bonito, sí; como creado para el cine) hasta mucho después.
Luego vinieron los beatniks y me gustaron todavía más.
Para ciertas cosas nunca es tarde
Yo soy tan joven que no sabía cómo era el Sputnik hasta hace un par de semanas. Al principio me decepcionó porque no se parecía en nada a los cohetes que salían en los tebeos de Tintín. Pero luego, a fuerza de mirarlo, empecé a descubrirle su encanto.
A día de hoy lo que más me escama son las antenas porque todavía no sé si me gustan o no. Por un lado, esa esfera metálica tan brillante y perfecta me despierta un deseo inmediato de cogerla o lanzarla a rodar, pero como sospecho que las antenas me estorbarían, eso me hace rechazarlas. Además, este fin de semana he tenido una pequeña crisis de cucarachas en la casa donde he dormido y estoy de antenitas divertidas hasta las narices. Pero, por otro lado, lo de las antenas le da al Sptunik un toque transistor muy retro que me gusta mucho. Seguiré tratando de decidir...
La decisión está facilísima, Rfa. Sin antenas cucarachiles (estoy contigo) el Sputnik pierde totalmente su marcado carácter cinemático. Hasta cuando lo vemos parado, como en la foto, las antenas le confieren una sensación espacial y de aventura.
Hoy he leído algo espantoso acerca del Sputnik.
En la década siguiente a la bomba atómica, se desarrollaron todo tipo de cohetes y satélites. Entre ellos, el encantador Sputnik. Eso significaba que para destruir al enemigo no haría falta ya tripular aviones con pilotos y soldados que lanzasen más bombas. Ahora serían los cohetes teledirigidos los que de una manera mucho más inapelable destruirían la amenaza.
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