Dominique A (Sala Heineken, Madrid, 8/junio/2007)
Después de verle tocar con banda en el Fib 2002, mi mito de Dominique A empezaba a gestarse. Ese concierto fue para mi, junto con el de Air, el mejor recuerdo de aquel Benicàssim. Se me quedó grabado aquel tipo tocando con tal fuerza y pasión, y fue para mi un colofón brillante al seguimiento que había hecho de todos sus discos hasta esa fecha y que nunca había visto en directo.
Hace unos meses también pude presenciar sus artes a la hora de enfrentarse al público él sólo, con la ayuda de sus pedales de efectos y grabación. Fue en la sala El Sol de Madrid, pero no salí del todo contento, principalmente por el lleno de la sala (pierde muchísimo el lugar si esto ocurre y no has cogido un buen sitio) y por el frío que hacía, aquello parecía un vagón (aquellos en los que funciona el aire acondicionado) del metro de Madrid en verano. Indudablemente que disfruté mucho, no es nada fácil marcarse un concierto de esas características, en ese arte que poco a poco va ganando adeptos entre los músicos de grabar una melodía en un pedal, dejarla en bucle y continuar así con más y más capas, pero el listón de aquel concierto de Benicàssim había quedado muy alto.
Pues bien, lo del pasado viernes no tiene nombre. Este tío cada vez se hace más y más grande. Con un comienzo de una puntualidad que no suele verse, lo cual me alegró profundamente, el concierto fue de menos a más. Costó involucrarse al principio, pero poco a poco, a fuerza de dejarse seducir por aquella amalgama de guitarras, batería, teclado, instrumentos de viento (trombón, saxo, trompetas, clarinetes), esa voz, por dios, esa voz, y sobre todo por esa pasión a lo "yo hago esto porque me sale de dentro" (y encima bien, pedazo de artista) que siempre pone Dominique Ané, y que me recuerda a muy pocos (citaría por ejemplo a Nick Cave y sus Bad Seeds), el concierto, al igual que la parroquia, ascendió in crescendo hasta cotas profundamente hermosas.
Lo más maravilloso de todo es que reinventó sus propias canciones, con versiones en algunos casos ciertamente alejadas del original de los discos. Cayeron temas enormes como Exit (Remué, 1999), varios del Tout sera comme avant (2004), el que para mi es sin duda su mejor álbum y uno de esos discos a los que estaré pegado de por vida (curiosamente me han comentado que la crítica y fans suelen considerarlo como uno de los más flojos). En realidad el concierto tiró muchísimo de ese álbum: la instrumentación orquestal del mismo y la reunión de los instrumentos citados lo hacía esperar, aunque a mi entender no era nada fácil que la cosa saliera bien. Bowling y Tout sera comme avant (Tout sera comme avant, 2004), sonaron inmensas, así como L'horizon, la canción que da nombre a su último disco y que también es de esas que da gusto oír en directo. Y cercano al final llegó una versión discoteca-rompe-pistas auténticamente espectacular de Le courage des oiseaux (La Fossette, 1992) que hizo bailar a la sala y enfervorizarla aún más.
Por el camino algún tema rock & roll de otros tiempos, filigranas de voz, ruido, mucho ruido, calma, justa calma, frases en español, que no hacían más que cimentar su conexión con el público, y esa sonrisa suya que hace que te preguntes si realmente te lo estás pasando mejor tú o él mismo allá arriba. Aderecémoslo también con momentos en los que se dibujaban reflejos de los mismísimos The Velvet Underground (y mucha culpa la tuvo Jérôme Benssoussan -batería, trombón...- que hacía recordar a Moe Tucker y no echar tanto de menos a ese otro gran batería y colaborador en muchos discos de Dominique A que es Sacha Toorop), Wim Mertens (gracias a Daniel Paboeuf y al propio batería con sus instrumentos de viento, y al teclista David Euverte) o incluso el ruido de Sonic Youth (con Olivier Mellano y el propio Dominique a las guitarras); En fin, qué bestia. Y Como decía el propio Dominique Ané: pour l'amour, tout pour l'amour.
6 comentarios:
Y yo sin ir.
Gracias mikto kuai por contar tus experciencias. Junto con tus videos, creo que me hago una idea de lo que me perdí.
Que bien que fueste y nos lo puedes contar, me da la sensación de que no me lo perdí del todo.
¿Vídeos? ¿Dónde están los vídeos, Walter Kung Fu? A ver, Mikto Kuai, ¿se atrevió usted a sacar la grabadora en mitad del concierto? Tsk, tsk... Quién le ha visto y quién le ve. Y ya que estamos con esto de ver, ¿cómo puedo yo ver esos dichosos vídeos?
...ejem... sí, lo hice, hice eso que a veces me llega a poner de los nervios en los conciertos: saqué una cámara y grabé algún plano que otro, no pude reprimirme, en mi defensa alego que intenté hacerlo de la manera más discreta posible para no molestar al público... pero oigan, que lo importante es el concierto, no se me despisten con otras cosas como traiciones a uno mismo...
Yo lo vi en el concierto que mencionas en la sala El Sol y tampoco me transmitió demasiado, aún reconociendo la maestría del tio para llenar un escenario sólo con su voz y una guitarra. Por algún extraño motivo, nunca he llegado a conectar demasiado con sus discos, aunque coincido contigo con que el que mejor me entró de primeras fue el "Tout sera comme avant" (que la Clo me perdone), aunque a la larga me quedo con "Auguri" (si es que soy un blando...)
Mikto Kuai, yo también soy de "Tout sera comme avant"... De cabo a rabo... Y me pregunto, ¿cómo es posible que nunca, NUNCA, haya visto a Dominique en concierto, si ha tocado mil veces?
Mi ignorancia, atrevida como pocas, hizo que me lo perdiera en el Fib 2002, al menos disfruté a Air tanto como tú, al menos puedo poner como excusa que... que era joven e inconsciente...
Tras leer tu crítica del concierto, a mí de lo que me dan ganas es de asomarme por la ventana de la oficina, con vistas a este maravilloso polígono industrial en el que trabajo y gritar: ¡yo amo a este hombre!
En efecto, amo a este hombre. Y desde que Magapola me contó que coincidió con él en un bar de Madrid, tomando cañas, y que el tipo resultó ser encantador, mi pasión ya no conoce límites.
¡Ay! (Suspirito)
Auguri, Dominique, tanti auguri...
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