jueves, 22 de marzo de 2007

Sin oxígeno

Como estoy sin oxígeno, me hago acompañar por un botellín de Mahou y unos frutos secos que me hacen recordar esos tiempos en los que, sentado en un banco de un parque cualquiera, reunido con mis amigos y sin nada más que hacer, nos atiborrábamos de pipas. Era tal el exceso que hasta olvidaba fumar. Claro que eran otros tiempos más sanos en los que frecuentaba la naturaleza urbana de los parques y rendía culto al aburrimiento del tiempo libre.


Pero de lo que yo quería hablar es de esa frase tan trascendental como estúpida que me acompañó en mi adolescencia: “Y dijo el toro al morir: siento dejar este mundo sin probar las pipas Facundo". Me atormentaba pensar en el final de mis días cuando lo único que hacía era no hacer nada, lo cual lo convertía en un acto más banal e intrascendente, tanto, como comer pipas. La he vuelto a buscar en la bolsa del cocktail, al cual también confieso ser adicto, pero no la encontré. Siempre me pareció ceremonioso recitar este pareado antes, durante y después del atracón, todo un ritual.

Malos tiempos para la lírica. Y para los vicios.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo sentía pena por el toro, tan buenas las pipas.

Rfa. dijo...

Ja, ja, ja, Walter. Nunca había oído lo del toro y las pipas Facundo. Probablemente mi vida habría sido diferente si alguien me lo hubiese contado antes.
Yo también comí muchas pipas cuando era adolescente. Tantas, que cuando me adoptó una familia gringa se lo tomaron como una obligación, y me abastecían con kilos y kilos cada mes. Por desgracia, en Estados Unidos sólo comen pipas los loros y los jugadores de Béisbol. De hecho, ni siquiera se llaman pipas: se llaman semillas de girasol. Mi afición a ellas, por tanto, me convertía en un especímen raro, raro, raro. Y me impidió desarrollar una saludable vida social americana.
Lo llevé tan mal que desde entonces apenas he vuelto a comerlas. Salvo en los partidos de España y las noches en La Feúcha, claro.

Walter Kung Fu dijo...

Amigo rfa., ¿qué serían de las veladas de cine de verano sin ésos arsenales de pipas? Sin duda, no sería lo mismo.

n. dijo...

Nunca había oído lo del toro, yo conocía simplemente lo de "no te irás de este mundo sin probar pipas Facundo". No hay adolescencia que se precie sin recuerdos de pipas y horas muertas, aunque reconozco que siempre fui más de Churruca. Qué bonitos recuerdos...

Anónimo dijo...

Menú: pipas y mini de cerveza. ¡Uhmmm!