jueves, 29 de marzo de 2007

Circulando

Últimamente vuelvo a ser usuario del mítico Circular (ahora ya son dos, C1 y C2), además en su trayecto más característico: aquel que pasa por el Clínico y demás hospitales de Cristo Rey. Por tanto, vuelvo a ser conocedor de los empellones y de las carreras de sus más ilustres usuarios, nuestros queridos ancianos, amén de las universitarias del CEU y de alrededores.

Esta mañana, sin más, al quedarse un asiento libre me dirigí rápidamente en su dirección, con tal mala suerte que un anciano sin bastón tuvo la misma idea que yo. Tras unos segundos mutuos de disculpas y de ofrecimiento del asiento vacío, desistí y me senté. Acomodado ya, saqué el libro que empezaba. En la siguiente parada subió una anciana descabellada (sin pelo, también) que desoyó mi ofrecimiento cuando me levanté para indicárselo. Sólo me contestó negativamente con la cabeza una chica del Este que le (¿le o la? ) acompañaba. Me volví a sentar. Saqué de nuevo el libro, pero la tensión y la presión del buen ciudadano que llevo dentro suponía estar pendiente de cada nuevo viajero que subía. Esto impidió la concentración necesaria para acometer cualquier lectura seria.

Y la escritura de esta entrada, junto con la prueba del buscador de blogs de Google y la búsqueda de la previsión meteorológica en la playa para los próximos días, me llevó hasta la imagen que la adorna, gracias a unos vecinos.

Feliz Semana Santa.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No queda más remedio que aprender a leer de pie y evitar sentarse. Es lo que hago en el metro de Bilbao. Con el tiempo, te acostumbras, y si alguna vez te sientas, te duermes.

Anónimo dijo...

Wakter Kung Fu, comprendo tu angustia de mirar a cada viajero cuando lee, porque los mal pensados creerán que si te quedas embelesado con el libro y no levantas la vista, es que estás disimulando para no dejar tu asiento...

Walter Kung Fu dijo...

peter, lo malo es que a pesar de la costumbre uno no disfruta como se merece.

magapola, fíjate que no había caído en lo que comentas. Otro argumento más.

Rfa. dijo...

Mi predisposición a la lectura es inversamente proporcional a la verticalidad de mi cuerpo. O lo que es lo mismo: si estoy de pie no puedo leer, y si estoy en la cama leo contento. ¿Consecuencia? Sólo leo por las noches. O sea, poco, poco, poco.