jueves, 1 de marzo de 2007

Apocalypto.

Hay gente que paga una pasta por ver un partido del Barça en el Nou Camp. Y luego hay gente que, como yo, paga cinco euros por ver Apocalipto en los Kinépolis. En el fondo es casi lo mismo: si coges a Ronaldinho, le metes un petardo en el culo y le pones a correr por la selva, te sale la última peli de Mel Gibson. Apocalipto es tan simple, básica y efectiva como una retransmisión deportiva en el prime time de Estados Unidos. Sí, sí, como lo estáis leyendo. La película definitiva sobre los mayas ha resultado ser un compendio de deportes gringos televisados. En esta jungla precolombina hay de todo: desde fútbol americano (el que más) hasta béisbol (bastante) o baloncesto (con cabezas cortadas en lugar de balón). Y no sólo eso. Apocalipto es también un crudo retrato sobre la trastienda del deporte, donde los jugadores se convierten en moneda de cambio, casi esclavos, de los equipos. Todo, claro está, filmado a la manera de la Superbowl: multicámara, repeticiones y ralentizados, muchos ralentizados. Para no perder detalle. No sé cómo será el Madrid-Barça que den por La Sexta, pero dudo que alcance el nivel estético y deportivo de Apocalipto. Después de ver esta película, (y de leer esto otro), lo único que falta es que el árbitro pite final.

7 comentarios:

Walter Kung Fu dijo...

¿Y cómo osas a ver esa película en ese cine? ¡Tarjeta amarilla!

Anadja dijo...

Normal que de un individuo genuinamente yanqui salga una peli-combinado de deportes-espectáculo yanquis. El ínterés que me suscitan las pelis de este sujeto es directamente proporcional al interés que me suscita su persona: nulo. Pero que conste que creo que está muy manido eso de "no vayas a ver pelis de mel Gibson que es un fanático"... Me limito a decir que sus pelis no me interesan, no que sean malas, ahí no voy a entrar...
Y me planteo, ¿cuántas cosas de las que disfrutamos salen las manos de gente indeseable?
El hecho de que me guste algo cuyo autor detesto siempre me ha creado conflicto...

n. dijo...

Walter, si yo me decidiera a ver Apocalypto, iría a verla a los Kinépolis sin duda, con megabote de palomitas incluido. A mí el personaje de Mel Gibson me hace gracia, la verdad. No sé si tomará sus decisiones cuando va beodo, pero me hace gracia la boutade de rodar una película en hebreo y otra en maya (luego decimos de Clint Eastwood rodando en japonés) y, por otra parte, La pasión de Cristo, elementos gore e ideológicos aparte, es visualmente irreprochable.

Walter Kung Fu dijo...

Perfecto. Yo he sido firme visitante de los Kinépolis durante una época de mi vida, y soy consciente de los beneficios que conlleva. Aún recuerdo cuando allí ví Stuart Little. En fín.

Como no voy mucho al cine, este tipo de películas las obvio y las evito, por tanto, elijo aquellas que más me interesan. Simplemente.

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con Walter Kung Fu: nunca iría al cine a ver una peli así. Pero también opino como n. que si alguien osa a llevarme a verla, o m elleva a los Kinépolis o no voy.
Y sí, Mel Gibson me cae mal. Ya somos dos, Anadja.

Rfa. dijo...

Hay muchos motivos para ir a ver Apocalypto. En el fondo, sólo es cuestión de estar dispuesto a superar tus propios prejuicios.
UNO: Porque es experimental. Mel Gibson ha filmado en vídeo de alta definición y ha conseguido unas texturas de imagen muy sugerentes. Hay momentos de la película, sobre todo en las persecuciones, en que la imagen se vuelve casi abstracta. El asunto da para una buena charla: ¿llegará el vídeo a sustituir al celuloide? ¿Se puede sacar partido estético a las limitaciones del formato? Por desgracia para vosotros, que no habéis visto la peli, no podéis participar en la discusión.
DOS: Porque está filmada en dialecto maya. Como le contaba a mi amigo Miguel, los diálogos acaban por no tener la más mínima relevancia. Pero aun así, hay que tener dos cojones para filmar una película así de tocha y EXIGIR que nadie la doble. Me parece un detalle de coherencia que, aunque no pasa de ser anecdótico, tiene su valor. Os aseguro que la experiencia de ver cine en versión original en los Kinépolis es una flipada. Sobre todo si en la sala hay 20 personas y todas están, como mínimo, a más de 10 metros de ti.
TRES: Porque es simple. Cada vez me seduce más la economía de elementos. Prefiero la historia de un tipo que no deja de correr, a la de 20 tipos que hacen millones de cosas. Siempre he dicho que la simplicidad es una enorme conquista. Por desgracia Mel Gibson, habitualmente propenso a la moralina, no llega a los niveles de intrascendencia que yo habría deseado. Pero se queda cerca.
CUATRO: Porque Mel Gibson no me cae tan mal. Mi condición de ex-hombro-luxado me hace sentir una simpatía automática hacia su personaje de Arma letal. También me gustó Signs, a pesar de que tiene defectillos.
CINCO: Porque ver pelis como ésta es un acto punk. Sobre todo en un blog como éste, tan serio y sesudo.

Miguel Carvajal dijo...

Me fastidia que tenga que caer mal por narices Mel. Es fácil esa postura. Mel me cae mal: se ha emborrachado: ¿quién no? Dice tonterías cuando va borracho: ¿Quién no? Si la opinión pública lo señala como 'malo' oficial, todos a por él. ¿Acaso caía mal cuando las Armas Letales? Además, malos oficiales hay muchos: Bush, Aznar, el cambio climático, la globalización, el capitalismo, el polo Lacoste, los náuticos... Cuando entras en la lista, la has cagado.

No he visto la peli, pero gracias a los comentario de Rfa. mañana no me la pierdo.

Sinceramente, La Pasión me gustó y el cine gore no lo vi por ningún lado. Al menos, no más que en Kill Bill. En fin, estoy a punto de salir y escribo con prisas. Me gustaría extenderme más y dar argumentos sólidos. Pero no puedo ahora, que le den por saco a Mel.