jueves, 25 de enero de 2007

La Cabra.

Como todo el mundo sabe, en la cartelera suele haber obras de teatro alternativas que dan un toque de sofisticación y moderneo a nuestra vida. Lo que no abunda, sin embargo, son obras sobre lo alternativo. A excepción de La Cabra, el nuevo montaje de José María Pou. Premio Nacional de Teatro, ni más ni menos. Hace un rato que la hemos visto en el Teatro Bellas Artes de Madrid y, como este tipo de cosas quedan muy bien en un blog, me ha parecido interesante apuntar algunas reflexiones. Espero que no me venza el sueño.

La obra comienza con una metáfora un poco chunga. Una mujer coloca flores en un jarrón; todas son rojas menos la que tiene en la mano, que es blanca. La mujer la mira, lo piensa durante un par de segundos y luego, convencida, sustituye la flor blanca por otra roja. Igualita a las demás. La insignificante anécdota anticipa los contenidos de La Cabra. Como ya os dije antes, José María Pou ha hecho una obra sobre lo alternativo. Sobre flores blancas en ramos de flores rojas. Es un tema tan obvio y adolescente que sólo de pensarlo da repelús, pero en La Cabra no resulta tópico ni pretencioso. ¿Y por qué? Porque en lugar de tomárselo en serio, en lugar de ser sutil, José María Pou ha optado por la exageración.

En este mundo se puede ser diferente siendo gay, votando a la izquierda o escuchando a Micah P. Hinson, pero no nos engañemos: en el fondo es más de lo mismo. La sociedad está tan preparada para asimilar este nivel de diferencia que retratarlo sería absolutamente inofensivo. Hay que subir un nivel, tocar un poco más las pelotas, romper más esquemas. Hay que exagerar, vamos. Hay que ser Borat o hacerse caca encima, leer al Capitán Alatriste o declararse fan de Operación Triunfo. Sólo así se plantea el verdadero debate: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a admitir la diferencia? ¿Hasta dónde nos va a permitir nuestra moral encajar una opción distinta a la nuestra? ¿De verdad se puede ser abierto de mente?

El montaje de José María Pou plantea todas estas cuestiones con elegancia, ritmo y muy buen humor. Es una obra trascendente pero facilísima de ver; te ríes, te acojonas y, a veces, te quedas con cara de culo. O sea, que te merece la pena pagar los doce eurillos que cuesta. Sólo tengo que ponerle dos pegas: que el último acto no está a la altura y que el personaje del hijo estaba mal interpretado. Más allá de esto, creo que la aventura merece la pena. Pero si aun así queda alguien que no tiene ganas de sentarse en el gallinero, como hemos hecho nosotros, que no se preocupe: aquí está Sindrogámico para contarle lo más interesante. Y lo más interesante es que debemos hacernos esta pregunta con honestidad: ¿cómo de blanca estamos dispuestos a aceptar que sea la flor?


6 comentarios:

Anadja dijo...

A medida que pasa el tiempo me gusta más la obra. He estado reflexionando y sí, me ha dejado un gran poso, a pesar de los defectos que indicas en los que coincido contigo. Creo sin embargo, que me cuesta adecuarme al "lenguaje teatral" por decirlo de alguna manera, pero esto se debe a que debería leer y ver más teatro.
Sólo tengo elogiois para el gran José María Pou y la inconmensurable Mercé Aránega que le acompaña, ¡qué actorazos!

mikto kuai dijo...

Sólo unas anotaciones, los 12 € (anfiteatro, 15 en patio) de entrada son comprándola en telentradas para el miércoles día del espectador, a mi me costó 16 €(anfiteatro) adquirirla directamente en taquilla, para los demás días el precio es de 20 €(anfiteatro) y 25 €(patio).

La obra, escrita en 2000, es original de Edward Albee (el autor de ¿Quién teme a Virginia Wolf?), se estrenó en el Golden Theatre de Nueva York en 2002, y ya se pudo ver en España en diciembre de 2005 en Barcelona. Aquí hay más información en la web de Jose María Pou.

Sobre la obra, pues a mi me pareció maravillosa, con sus pequeñas grietas sí, pero maravillosa. Cómica, trágica y dura, me dejó bastante tocado.

Anónimo dijo...

Pues tienes razón en que estas cosas quedan muy bien en el blog. Porque ya no sólo presumimos de moderno, sino de metamoderno que es el último peldaño del primero. La verdad es que no nado nada puesto en la cartelera teatral, por eso se agradecen las recomendaciones... sobre todo cuando suena tan interesante sobre esta... a ver si engaño a alguien para que me acompañe a verla!

Un saludo!

Anónimo dijo...

Soy yo el de antes ;)

Anónimo dijo...

Esta es una obra que te hace ver que no eres tan "mente aberta" como te creías. Alcanza esos límites de tu comprensión que creías que no existía...

Anónimo dijo...

Pues a mi no me ha gustado nada. Tengo una pequeña crítica en mi blog.
meestashablandoami.blogspot.com