Neumococo.
Para empezar, si yo lo hubiese sabido habría sido mucho más valiente. Cuando eres niño, saber que estás vacunado contra el Neumococo te da un maravilloso sentido de invulnerabilidad. Al fin y al cabo, el Neumococo pasa por ser una versión súper poderosa del Coco, ¿no? “Nene, acuéstate ya, que viene el Coco”. “¿El Coco? ¿Qué carajo me va a hacer a mí el Coco, si estoy vacunado contra el Neumococo?” Eso sí que habría sido una infancia, y no lo que yo tuve, cagadito de miedo en cuanto me apagaban la luz. Con esa actitud, otro gallo me habría cantado en la vida.
Y es que la palabra te llena la boca. Ne-u-mo-co-co. Da gusto decirla. Si todos los niños creciesen con ella en el baúl de los recuerdos, estoy convencido de que habría muchos más escritores en el mundo, más gente enamorada de los diccionarios. Con una palabra así, a nadie se le ocurre escamotear consonantes para escribirla en un móvil. De hecho, cuando uno teclea “Neumococo” siente ganas de añadir, y no de quitar. ¿O es que no quedaría mucho más aparente con una eme? Mneumococo. Mmm… Suena a griego, a pedante, a sabiduría. ¡Más sabios y sensibles seríamos!
Por todo ello -y dado que ya estamos en edad de procrear- utilizo Sindrogámico para lanzar una propuesta. Padres y madres del futuro: cuando llevéis a vuestro bebé a que le pongan la vacuna contra el Neumococo, no olvidéis hacer una foto. Colocad esa imagen en algún lugar de honor de vuestra casa y presumid de ella; haced que vuestro hijo la conozca, que se sienta orgulloso, que la valore por encima de todas las demás. Si hacéis como os digo, el mundo será un lugar mucho mejor.
2 comentarios:
Yo hice un trabajo de Ciencias Naturales (más conocidas ahora por el estúpido nombre de "Conocimiento del medio")sobre el neumococo!!
Estaba en 4º de EGB, con la señorita MºDolores, que me puso un Sobresaliente. Ya en aquellos años, tomé yo conciencia de qué era el neumococo, me alegro que por fin alguien reconozca su importancia...
Es increíble el poco interés que despierta el neumococo.
Me escandaliza pensar que la gran mayoría de la gente que cruzo diariamente por la calle, no solo no tiene la más remota idea de lo que va el bendito neumococo sino que, y eso es lo que más me subleva, tampoco busca desasnarse al respecto. Hagan la prueba y pregunten por allí, en la oficina, en el mercado o a la salida de algún cine si alguien quiere saber más sobre el neumococo. Terminarán descorazonados.
No recuerdo una cena romántica, una salida entre amigos o un cumpleaños donde se haya hablado del neumococo.
Y confieso que me averguenza.
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