jueves, 23 de noviembre de 2006

Studio 60 on the Sunset Strip: metaombliguismo

Hay un mal endémico que suele afectar a los escritores y/o guionistas cuando han alcanzado un cierto prestigio o status dentro de su gremio: el ombliguismo. Una vez pagadas sus hipotecas y la universidad de los chiquillos, pueden por fin dedicar su tiempo a esos proyectos personales que llevaban años cogiendo polvo en sus cajones, lo que suele llevar a tres tipos de productos:


  1. Historias sobre la infancia en una pequeña ciudad, la pérdida de la inocencia y todo ese rollo

  2. historias sobre los traumas de escritores de mediana edad, angustiados ellos en sus lofts de Manhattan o en sus modestos dúplex de barrio residencial, o

  3. lo peor, cuentecillos para tener contentos a sus hijos o a los amigos de sus hijos.


A Woody Allen, Stephen King o Paul Auster el truco les ha valido durante bastante tiempo, llegando a producir alguna obra estimable. Tras el éxito de crítica y público de "El Ala Oeste de la Casa Blanca" le ha llegado al turno a Aaron Sorkin, que no ha desaprovechado la oportunidad de pegarse un gran festival de ombligismo en forma de serie: "Studio 60 on the Sunset Strip".

“Studio 60 on the Sunset Strip” es un claro ejemplo de metatelevisión, una serie sobre una serie llamada “Studio 60 on the Sunset Strip” claramente inspirada en la clásica “Saturday Night Live”. Tras el despido fulminante del productor ejecutivo debido a un ataque de sinceridad en directo (memorable comienzo), la nueva presidenta de la cadena (Jordan McDeere, interpretada por la algo inexpresiva Amanda Peet) decide recuperar del ostracismo al equipo que dio al programa sus minutos de mayor gloria, el guionista Matt Alby (Matthew Perry, aka Chandler Bing) y el productor Danny Tripp (Bradley Whitford). Partiendo de esta premisa, Sorkin desmenuza de forma inteligente el mundillo de la televisión y muestra todas sus miserias, arremetiendo sin piedad contra los grupos de presión (fundamentalistas religiosos sobre todo), la hipocresía respecto a las drogas en un mundo en el que quien más quien menos consume algo, los egos de los actores o el mercado turco que son los despachos de los directivos. Y ahí donde residen sus virtudes, también se encuentran sus principales defectos. Hay mucho de ajuste de cuentas en este proyecto: la relación entre Alby y Harriet Hayes, la actriz principal de ambas “Studio 60”, está algo más que inspirada en la relación que el propio Sorkin mantuvo con Kristin Chenoweth, actriz principal en “El Ala Oeste”. Todos los actores son amiguetes de Sorkin y en cada capítulo se pueden encontrar un buen montón de referencias a personajes y programas de la televisión americana, lo que supone un esfuerzo extra para el espectador no americano. Además, en su afán por controlar todo el producto, es el propio Sorkin el que escribe los sketches del programa dentro del programa, lo que hace que los chistes de Alby, teóricamente un genio del humor, no sean excesivamente graciosos.

“Studio 60” fue una de las series más esperadas de la temporada. Aclamada por una parte de la crítica, el público le ha vuelto la espalda y ha perdido un 43% de los espectadores en sus 5 primeros capítulos. La “maldición de Friends” ataca de nuevo. Quizás sea una serie demasiado ambiciosa para un público que aplaude culebrones encubiertos como “Anatomía de Grey” o “Mujeres Desesperadas”, o quizás simplemente no ha cubierto las grandes expectativas que había generado y se trata de una serie demasiado endogámica y ombliguista para interesar a aquellos ajenos al medio. En cualquier caso, merece una oportunidad: hay grandes diálogos y reflexiones sobre la televisión como medio y, para los viejos fans, siempre es agradable ver a Matthew Perry haciendo lo que mejor sabe. Pues eso, el Chandler.

1 comentario:

Rfa. dijo...

Me pirra todo lo que sea "meta". Es mi debilidad. Esta semana, por ejemplo, me he propuesto empezar un ciclo sobre Truffaut, pero cada vez que voy al videoclub y veo que no tienen La noche americana se me quitan las ganas. Lo dicho: lo "meta" me hace débil.
El ombliguismo sí que no me fascina tanto. El otro día, cuando escribía aquí mismomis opiniones sobre Ficción, ya conté que me había irritado muchísimo el egocentrismo de Cesc Gay. Según cuentas, Studio 60 on the Sunset Strip tiene también un poco de egocentrismo, pero me da que será leve. Un profesor que tuve me decía siempre que había que escribir sólo sobre lo que tenías cerca, que era una gilipollez contar historias de Nueva York si vivías en Móstoles. Partiendo de esa base... ¿por qué no hacer una serie sobre el mundo en el que vives? ¿Trabajas en la tele? ¡Pues escribe sobre la tele! Además: por dentro, la televisión debe de ser mucho más interesante que por fuera. ¡Contemoslo!
Oh, Dios. Escribo esto y siento que el debate entre lo "meta" y lo "ego" está lleno de posibilidades. Eres un visionario, n.