viernes, 22 de septiembre de 2006

La Sirena Griega de Álvaro Cunqueiro

Llevaba ya tiempo pensando en honrar y homenajear la escritura de Álvaro Cunqueiro, poeta, novelista, ensayista, periodista y no sé cuántas cosas más, desde que releí Las Crónicas del Sochantre, gracias a mi viaje por Galicia y a una conversación en particular.

Ahora leo su Merlín y Familia y reproduzco dos fragmetos de La sirena griega, que escogidos casi "al azar", creo que reflejan bien su estilo, su amor por la palabra, su fantástica imaginación, su sentido del humor, y su siempre tierna nostalgia.

"- En esto estoy – respondió don Merlín-, que no es fácil que estas pierdan el puteo, aunque figuren de conversas. Una conocí que se quería envenenar porque también se le muriera el amigo, tiple segundo que fuera en la Capilla Romana, y la doña sirena decía que no podría vivir sin aquel dúo que hacían, y los tallarines que su hombre le cocinaba los domingos. Me mandó recado escrito pidiéndome un jarabe resolutivo, y cuando le mandé decir que no, ya estaba amancebada con el ayudante de marina de Honfleur, quien le puso una cetárea, y de entonces a estas vísperas ya mudó más de cuatro capataces, y todos con cama deshecha, perdonando. ¡Aun me quiso trasegar a mí en un verano que fui al arenal de Calais a tomar un pediluvio!"
...
"Agradeció mi amo el regalo, Teófilos se tumbó en el arca a echar una sonata, y don Merlín y yo nos fuimos a nuestros lechos, tras hacer una gran reverencia a la famosa sirena. Y mentiría si dijese que pude dormir aquella noche con aquella fiebre continua e inquieta que se me puso en el cuerpo: un sentir loco que me mordió muchos días, y aún ahora que viejo voy, por veces me distrae, y me vuelvo porque me parece que escucho en el agua que pasa aquel manso decir cantor que ella tenía, y me dio en verso, y a mí mismo, loco, burlándome, en la ocasión me pregunto: ¿qué me quieres, Amor?"

Fantástico autor al que leer.

2 comentarios:

Rfa. dijo...

Gracias por tu sugerencia, Walter Kung Fu. A decir verdad, me ha inspirado más tu forma de describir la prosa de Cunqueiro que sus propias palabras. Pero tomo nota para futuras tardes de domingo como la de hoy, lluviosa e invernal.
Yo también estuve de viaje por Galicia. En Mondoñedo (donde Cunqueiro nació) nos metimos en un bosque de eucaliptos y nos hicimos dos bocadillos de sardinas mientras mirábamos los árboles. Lo recuerdo bien. Antes, en el pueblo, nos habíamos hecho amigos de un loco estrafalario. Le hice una foto que tengo por ahí. A ver si uno de estos días reviso los cuadernos de viaje, porque probablemente apuntase su nombre. Al leer los fragmentos que has transcrito me he acordado de él. Y me ha asombrado volver a notar lo frágil que es la frontera entre lo literario y lo real en Galicia.

Anónimo dijo...

Yo no conozco Galicia... ¿quien me lleva?