Ya dejamos claro durante los fastos de nuestro primer aniversario que nuestra recompensa durante este primer año ha sido poder conoceros, que ha sido un placer ver como enriquecíais este modesto blog con vuestras opiniones. Por eso pensamos que era una buena idea compartir este sitio para intercambiar mucho más que simples comentarios, convertir Sindrogámico en un espacio de diálogo más amplio. El siguiente post es de NáN, y esperamos que os guste tanto como nos ha gustado a nosotros. De nuevo, muchas gracias por estar ahí.
Me lo dije a mí mismo en un sueño hace unos años: cuando no estés muy seguro acerca de qué debes hablar, hazlo de tus limitaciones, tus torpezas; y entre medias di algo real. Hago bastante caso a mis sueños, sobre todo a los de apariencia más “realista”, desde que hace más años todavía (¿dos docenitas y media de ellos?) traduje un libro sobre una tribu que organizaba la vida comunal alrededor de los sueños. Aprendí que participar en tus sueños es cuestión de voluntad. Ya que estamos en ello, practico una meditación zen descreída y laica. Son mis dos únicos contactos con el espíritu: soñar y meditar. (Continúa tras "leer más")
A lo que íbamos: que la edad es un lastre “uno lo empieza a comprender más tarde”, pero, ¡mira! no creía yo que también en esto... que también en este sueño que tuve siendo muy joven, de una comunicación mente a mente... Bueno, retrocedo: para decir lo que quiero decir, hay que encajarlo en una biografía y una de las escasas ventajas de la edad es que ya la tienes casi hecha.
Mi vida ha sido afortunada, a pesar de las putadas que suele hacer, porque he tenido 3 grandes amigos reales, bastante más de la media, y 2 grandes amores (el que no duró y el que dura).
Asunto amigos: los amigos son lo mejor de la vida; y haber tenido tres es una experiencia arrasadora. Los he perdido a los tres: mi fuerza para el sí y el entusiasmo se equilibra con otra igual cuando se pronuncia el no, aunque me muera por dentro y por fuera. Al primero lo perdí por una mujer (amor) [sin comentarios]. Al segundo, por un negocio (dinero) [Vainica doble expresó muy bien lo que sentí al final: “Metamorfosis curiosa, metamorfosis extraña, del que nace mariposa, y se convierte en araña”]. Al tercero, un verdadero regalo porque vino a una edad, finales de los 40 años, en que eso no suele suceder, lo perdí por el roce de la muerte (muerte) [no hubo muerte, pero estuve cerca y me volví impertinente para la opinión de un artista plástico de carácter arrollador; Celaya dixit: «Cuando se miran de frente los vertiginosos ojos, claros, de la muerte, se dicen las verdades, las bárbaras terribles amorosas crueldades, amorosas crueldades»]. Ya no podré tener otro. Hace falta energía para tener un amigo. Pero ha sido grande vivirlo.
Asunto amores: más rápido. Una L, con quince años los dos, maravillosa, que con 17 y pico se fue a Madrid y me cambió por el líder de un conjunto de moda. He tenido después algunos dolorcillos de amor (de horas, días y hasta semanas), pero aquello fue brutal, desgarrador. Comencé una borrachera de casi diez años, aunque al cabo de cierto tiempo me había olvidado del motivo de que la iniciara, salpimentada con mucha Dexedrina Expansule de liberación prolongada, 15 mg, (Dos Centraminas de 5 eran a la Dexedrina de 10 algo así como un abrigo de mercadillo a uno de Armani... ¡¡¡las de 15...!!!). Hice la carrera, el conocimiento del arte y de todo lo bueno que hay en la vida, y la revolución, habitualmente bebido, hasta que ocho o nueve años después me rescató, al borde de la desaparición física, la segunda L. Un ángel para el que ninguna de mis tonterías importaban nada y me hizo comer, y me escuchó y me habló, y me abrazó por las noches cuando lloraba en sueños porque todavía soñaba con mi primer amigo (y su mujer) (“no pasa nada, chiquito, duerme”). Sigo con ella desde hace treinta y tantos años, pero no tiene mucho mérito siendo ella como es y porque pasa, por trabajo, 4 o 5 meses al año fuera de España, en periodos de 2 o 3 semanas, lo que quita mucha tensión a lo cotidiano.
Periodo entre Ls: aquí quería yo llegar. Modernazo y rojillo antisfascista mala leche, de orientación sexual no muy clara, pensaba que los chicos son más divertidos pero las chicas son más tiernas y suaves para compartir la vida, un lujo que no es posible perderse y a elegir tocan, como dormía tres horas por los diversos agentes externos y porque uno era fuerte, dedicaba 20 horas al día a una comunicación rica... Sin embargo soñaba con una comunicación mente a mente: una comunicación del decir, no del quién dice. Ha sido necesario contar todo lo anterior porque es bueno, ya que las cosas son como son, conocernos, pero sobre todo para recalcar que ese sueño de la comunicación en la que no hay cuerpo, ni edad, ni género... lo tuve desde muy joven y en una situación de exceso de comunicación y relaciones. (Aunque siempre me ha gustado más hablar; por eso, y por más cosas, el trío dos chicos-una chica me parecía ideal, aunque fue imposible: ¡Jules et Jim, Magapola!).
Cuando hace menos de un año conocí la blogosfera, se despertó ese sueño que llevaba cerca de 40 años dormido. Tampoco este sueño ha sido posible. Mensajes alarmantes me obligaron a decir, cuidado, alto, que soy un señor mayor con una situación estable. (Aunque un poco raro como mayor, porque en el trabajo, para aislarme, uso unos auriculares para a todo volumen oír un día a Bach o Beethoven, y al día siguiente a Asian Dub Foundation --¡qué pena no tener cuerpo serrano para ir a los Monegros!-- o M.I.A., al otro a Prodigy, Chemical Brothers, Coleman, Miles Davis, Coltrane..., según el ánimo).
Sí. También aquí hay que decir quiénes somos, desde cuándo, cómo y para qué, en dónde. No es posible el sueño de simplemente “hablar de” para conectar o desconectar según interese.
Pero reconozco en la blogosfera, o en algunos de sus nodos, una agradable lejanía que te permite decir, y oír, lo que no sería fácil escribir, o leer, en otros contextos. Habrá que soportar las cargas y limitaciones personales, ser mayor o joven, chica o chico, animoso o depresivo, negro, blanco o mozárabe... y seguir aprendiendo, como escribía mikto. Mientras podamos, claro. Al fin y al cabo, ningún sueño ha resistido nunca sin agrietarse el primer empujón de la realidad y aquí seguimos, muchos, con el entusiasmo suficiente (y el valor de enseñar lo bueno que hacemos, como Rfa.).
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