Frases fugaces como el viento.
Las palabras se las lleva el viento, sí, pero van dejando su estela, su rastro, su huella. El viento, esa corriente circular en su circulo de amigos: la atmósfera, la tierra. Sopla el viento, por su velocidad a veces se convierte en ráfagas, otras veces nos seduce la epidermis, llegando a cortejar hasta a su hermana posterior y hacia adentro, la dermis. A veces parece que no está, ausente. Otras se vuelve irrespirable. Hay tantas frases, tantos vientos.
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